Turquía: Turquía, nexo de unión entre Europa y Oriente Próximo

Sol, playa, cultura e historia: ¡un cambio de aires total!

Abarcando casi toda Anatolia, Turquía posee un inmenso territorio equivalente a una vez y media la superficie de Francia continental, con una población de 85 millones de habitantes. Este gigante limita al norte con el Mar Negro, al oeste con el Egeo y al sur con el Mediterráneo. Sus fronteras marítimas constituyen casi el 80% de su perímetro: Turquía es un destino balneario de primer orden, pero es su profundidad histórica y cultural lo que la hace tan singular.

El cambio de aires está garantizado con este país definitivamente cercano: un viaje a Turquía significa unas vacaciones llenas de descubrimientos, a sólo unas horas de Francia. De París a Estambul sólo se tardan 3,5 horas de vuelo. A caballo entre Europa y Asia, Turquía suele considerarse un nexo de unión entre ambos continentes, aunque casi el 97% de su territorio se encuentra en el continente asiático.

Puede que Ankara sea la capital, pero Estambul, situada a ambas orillas del Bósforo, sigue siendo la ciudad más grande y mágica del país: ¡esta ciudad excepcional no tiene igual en ningún lugar del mundo! La antigua Constantinopla es tan cautivadora por su rica historia como por su caótico estilo de vida. Basta con sumergirse en el barrio de Sultanahmet, el centro antiguo, para contemplar suntuosos edificios religiosos como la Basílica de Santa Sofía o la incomparable Mezquita Azul, que se han convertido en símbolos de Turquía.

Después de Estambul, es la costa turca la que se está poniendo de moda, gracias a sus playas y calas, al sol mediterráneo y a sus excepcionales yacimientos arqueológicos y naturales. El turismo se concentra en torno a las grandes estaciones balnearias, cuyas estrellas internacionales son Antalya, la reina de la Riviera turca, Bodrum, la Saint-Tropez local, y Kusadasi, cerca de Izmir... En todos los casos, se puede combinar la ociosidad junto al mar con actividades deportivas y culturales.

Casi todos los complejos turísticos de Turquía están construidos en torno a los restos de ciudades antiguas o medievales, mientras que el país, con su turbulento y prestigioso pasado (desde la Guerra de Troya hasta el Imperio Otomano, pasando por los reinos helenísticos y el Imperio Romano de Oriente), está repleto de espectaculares yacimientos arqueológicos.

Es bien sabido que Turquía alberga algunos de los mejores vestigios de la Antigüedad, como Éfeso, Pamukkale, Afrodisias, Hierápolis, Pérgamo y hasta Nemrut Dagi, al Este.

Herencia del pasado, ¿quién no soñaría con probar los famosos baños turcos? Turquía, zona sísmica y volcánica, es uno de los pocos países con un subsuelo geotérmico, ¡con temperaturas del agua que oscilan entre 20 y más de 110 grados! Hay 1.300 fuentes termales repartidas por todo el país: las piscinas naturales de Pamukkale son las más famosas, pero también hay aguas termales en Balcova, Esmirna y Cesme. Forjada por esta actividad volcánica, la región de Capadocia, en el corazón del país, es famosa por sus insólitos paisajes, donde chimeneas y hadas se alternan con ciudades trogloditas que parecen salidas directamente de un mundo de fantasía...

Pero la cultura turca también se descubre en el plato. Con razón, la cocina del país se compone de entrantes fríos y calientes conocidos como mezzés: pepinos con yogur, caballa marinada, berenjenas rellenas, berek (hojaldre relleno de queso o carne), etc. Además de las carnes a la parrilla, ofrecidas en forma de kebabs, el pescado también está en el menú. Bulgur o trigo partido, arroz y la tradicional ensalada de tomate y pepino son los principales acompañamientos. Una auténtica delicia.

Y eso antes de mencionar los innumerables pasteles y dulces al final de la comida. Pruebe el baklava, un hojaldre con miel y pistachos, los loukoums y la mermelada de rosas. Las bebidas nacionales son el raki, un tipo de anís, así como el café y el té del Mar Negro.

Si te invitan a una mesa turca, ten en cuenta que mientras vacíes tu plato, tu anfitrión te lo llenará... Cuando estés lleno, deja el plato lleno, ya que eso significa que has comido suficiente.

En cualquier lugar de Turquía hay que dirigirse al bazar para comprar recuerdos: es una auténtica institución en el país. Es una excelente excusa para pasear, contemplar, regatear y disfrutar de las vistas. Las especias, los colores, las alfombras... Es un mundo aparte, el de Oriente. Es un viaje que toma muchas formas.

La proximidad de Turquía, su patrimonio cultural, sus asombrosos paisajes y su magnífico litoral la convierten en un destino enormemente atractivo. Es un destino que se puede descubrir de muchas formas distintas, en circuitos individuales o acompañados, en escapadas cortas o viajes largos... ¡y nunca hay dos experiencias iguales!