Con sus callejuelas cargadas de historia y su pasado bucanero, Saint-Malo está llena de anécdotas que le harán retroceder en el tiempo. La ciudad corsaria, con sus playas de arena dorada y sus escarpados acantilados, esconde secretos en cada esquina. Antes de pisar sus adoquines, descubra 5 particularidades de esta joya de la Costa Esmeralda.
Vue aérienne de Saint Malo, France
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François-René de Chateaubriand, uno de los grandes nombres de la literatura francesa, tiene su propia calle y plaza en la ciudad. Incluso podrá descubrir la casa donde nació en 1768 y la residencia donde pasó gran parte de su infancia.
Este precursor del Romanticismo francés está enterrado en la isla de Grand Bé, que podrá explorar a pie con la marea baja desde la Plage du Bon Secours.
Entre 1 155 y 1 770, los perros guardianes eran una jauría de perros hambrientos que se soltaban en la ciudad por la noche para garantizar su seguridad. Los habitantes sabían que debían permanecer en sus casas antes de la mañana siguiente o se arriesgaban a ser devorados.
Hoy en día, esta peligrosa guardia canina ha sido sustituida por un encantador hotel-restaurante en el centro de la ciudad, Les Chiens du Guet.
¿Cómo hablar de Saint-Malo sin mencionar la famosa Ruta del Ron?
Esta regata transatlántica tiene lugar cada cuatro años desde la ciudad corsaria. Hasta la fecha, el récord lo ostenta el francés Charles Caudrelier desde 2022. Navegó de Saint-Malo a Guadalupe, en el Caribe, ¡en 6 días, 19 horas, 47 minutos y 25 segundos!
Si visita Saint-Malo durante unos días, no puede dejar de probar su especialidad: ¡las patatas de Saint-Malo! Visite la "Maison Guella", que lleva varias generaciones elaborando este dulce manjar a base de almendras molidas, licor de kirsch y cacao.
En Rothéneuf, barrio del norte de Saint-Malo, unas extrañas rocas se asoman al mar. Más de 300 esculturas de piedra fueron creadas por el abate Adolphe Julien Fouéré entre 1894 y 1907.
Cada año, cientos de visitantes acuden a verlas cuando baja la marea.
