Saint-Malo: La perla de la Costa Esmeralda

🌊 Mareas: desaconsejamos acercarse al mar sin comprobar los horarios de las mareas. Existe un riesgo real de ser arrastrado por la subida del agua. Puedes seguir la situación en tiempo real en Twitter con la cuenta interactiva @mareinfo52.

👉 ¿Qué llevar de vuelta? La bebida estrella de Bretaña, que acompaña todas las comidas, saladas o dulces, es por supuesto la sidra. Esta bebida espumosa, elaborada a partir de diversas variedades de manzana, tiene una graduación alcohólica bastante baja. La sidra se presenta en varias variedades: seca, semiseca, brut o dulce... Tanto si la prefieres con cuerpo como más espumosa, esta bebida hará las delicias de tus invitados.

🅿️ Aparcamiento: Puede resultar realmente difícil aparcar en Saint-Malo, sobre todo en temporada alta. Para no perder tiempo dando vueltas, lo mejor es llegar temprano por la mañana y utilizar los aparcamientos situados fuera de las murallas, aunque haya que caminar un poco. Un buen ejemplo es el aparcamiento Paul Féval, al que llega un autobús lanzadera desde el pie de las murallas.

Qué comer

• Crêpes y galettes: Se han convertido casi en emblemas de Bretaña, unos dulces y otros salados. No faltan crêperies en la zona.
• Kouign amann: significa pastel de mantequilla en bretón y no podría describirse mejor, a comer con moderación. Un postre bretón imprescindible antes de partir.
• Craquelin de Saint Malo: Los craquelins son los descendientes de la larga estirpe de los "échaudés", un manjar que ya era muy popular en la Edad Media y cuya presencia está atestiguada en Francia y muchos otros países europeos. Así que es un trocito crujiente de historia para saborear.
• Plato de marisco: los amantes del pescado, el marisco y los crustáceos estarán encantados con los recursos marítimos de la Costa Esmeralda. En la misma fuente, encontrará productos tan finos como la ostra de Cancale (plana o hueca), de carne firme y delicadamente yodada, la gamba gris del Mont-Saint-Michel, servida con una rebanada de pan de centeno con mantequilla y unas gotas de limón, la pradera lisa, el abalón (poco común pero de sabor muy fino), la langosta bretona y los mejillones de la bahía del Mont-Saint-Michel.