Aunque La Rochelle es sin duda una ciudad marítima, también es una ciudad llena de historia y monumentos antiguos que, por un momento, nos hacen dar la espalda al océano para visitar sus lugares tan especiales. El centro histórico de la ciudad, a escala humana, se recorre a pie por sus calles y callejuelas empedradas. No olvide buscar un monumento escondido en cada cruce: un claustro, una atalaya, una iglesia...
Hay muchos lugares para visitar que harán las delicias de los aficionados a la historia y de los simples curiosos. Durante una tarde o un día, sumérjase en el pasado de La Rochelle y retroceda en el tiempo. Las aves se maravillarán con la arquitectura iluminada de los monumentos, mientras que los madrugadores disfrutarán de la tranquilidad de la mañana al despertar la ciudad. De día o de noche, La Rochelle ofrece visitas culturales e históricas inigualables.