Museo del Patrimonio Amazigh

El museo se creó el 29 de febrero de 2000, 40 años después del terremoto que devastó la ciudad de Agadir y marcó la historia de Marruecos. Ocupa una superficie de más de 1.000 m2 y expone más de 900 piezas antiguas. Estas exposiciones pretenden mostrar las tradiciones y la vida cotidiana del pueblo bereber.

Se exponen muchas piezas magníficas, como cerámica, manuscritos antiguos que datan del siglo XVI, trajes y otras obras maestras de la artesanía marroquí. También hay información sobre su creación y las herramientas utilizadas para fabricarlas. Podrá admirar una sublime colección de alfombras, sin olvidar las joyas más fascinantes. Dependiendo de la época, también tendrá la oportunidad de visitar exposiciones temporales de indescriptible belleza. Si lo desea, los guías le explicarán la historia de cada pieza del museo.

El museo es bastante pequeño, con sólo tres salas para visitar, cada una con un tema diferente. La más impresionante es la sala de los talismanes. Aunque los bereberes no llevaban joyas, las utilizaban como medio de comunicación, con poderes mágicos dentro de cada collar u otro accesorio. Durante la visita, un guía le explicará la historia y el significado de los talismanes.

También hay una serie de fotografías del profesor Saïd Aoubraim, que creció en Agadir, que muestran sus diferentes impresiones del sur de Marruecos, con sus paisajes, dunas de arena, árboles de argán, etc. La arquitectura de oasis de Salima Naji ocupa un lugar importante en este museo, con una exposición dedicada a ella. En una segunda sala se exponen las herramientas utilizadas para extraer el aceite de argán, incluidos los objetos de terracota utilizados para conservar los alimentos. Para ayudarle a comprender mejor las técnicas utilizadas en el pasado, podrá contemplar una maqueta de un granero colectivo del Alto Atlas.

Finalmente, la última sala presenta una colección de joyas, principalmente de Saïd Zitoun, que incluye anillos, adornos femeninos, collares, fíbulas, pendientes y cinturones de la región de Souss Massa. También se expone una muestra de alfombras bereberes y boucherouitas, con colores propios de la cultura amazigh.

Situado a 350 metros del Museo, este hotel es sinónimo de relax. Cuenta con una piscina al aire libre y un spa para relajarse. También hay un restaurante que sirve platos tradicionales marroquíes. Si le apetece tomar una copa por la noche, hay un bar, pero también puede salir a bailar, ya que hay una discoteca a solo 700 metros.

Si tiene hambre, le recomendamos la Brooklyn Burger. Su precio oscila entre los 4 y los 9 € y ofrece una amplia gama de especialidades: americanas, europeas, suecas y alemanas.

Para los vegetarianos, el restaurante Côté Court, en la avenida Hassan II, sirve cocina francesa y marroquí.