Port Louis, vínculo histórico entre los mauricianos y el resto del mundo

Capital cosmopolita, Port Louis fue fundada en 1735 por el gobernador francés Bertrand-François Mahé de La Bourdonnais. Nada más despertarse, la ciudad bulle en cada esquina, alineando sus pequeñas y modernas torres frente al puerto. Se presenta como una ciudad financiera y administrativa en un bello entorno tropical. Todo está mezclado en la capital: los edificios conviven con las antiguas casas criollas, los puestos de especias compiten con los grandes y hermosos escaparates del paseo marítimo.

Port Louis puede visitarse paseando por sus callejuelas, pasando por la plaza de Armas, con sus estatuas cargadas de historia, y terminando por sus edificios históricos. Basta con medio día para disfrutar al máximo de la capital.

Puede que Port Louis no sea la capital más excitante del mundo, pero tiene su encanto. El centro de la ciudad se construyó en torno a la Place d'Armes, una gran explanada bordeada de palmeras reales. La estatua principal de la plaza es la de Mahé de la Bourdonnais, antiguo gobernador de la isla. En el extremo de la plaza se alza el Hôtel du Gouvernement. Es el edificio más antiguo de la capital y parece una casa colonial pintada de gris. Construido entre 1729 y 1735, actualmente es la sede del Parlamento, pero no se puede visitar. Observe, sin embargo, que la estatua de la reina Victoria domina la entrada.

También está el teatro municipal, fácilmente reconocible por su hermosa fachada amarillo pálido y sus columnas de piedra volcánica, construido en 1822 por los británicos. Ya en 1909 se proyectaron las primeras películas en blanco y negro. En 1930 también se representaron varias óperas.

Cerca de la Place d'Armes se encuentran dos museos, uno de ellos el Musée de la Photographie, una colección de fotografías antiguas de la isla. Merece la pena visitar el museo sólo por rebuscar en sus cajas y encontrar fotos que se remontan a la época del azúcar, la esclavitud y el ferrocarril. El otro museo es el Mikado Shell Museum. En una sala se exponen varios tipos de conchas: nacaradas, moteadas, estriadas, dentadas, cornudas, cónicas... Hay más de 300 conchas de todas las formas y colores, algunas de las cuales aún no han sido identificadas.

Por último, una visita al Museo de Historia Natural e Instituto de Mauricio revela el esqueleto del famoso dodo, único vestigio de esta ave en la isla, exterminada por los colonos holandeses. El museo exhibe una serie de animales disecados, así como varias exposiciones temporales.

En el lado este de Port Louis hay dos catedrales: la anglicana de Saint James y la de Saint Louis. Esta última ha tenido que hacer frente a diversos acontecimientos, incluidos ciclones que la demolieron. Una cruz frente a la iglesia recuerda a los esclavos negros a los que no se permitía entrar en la catedral y que recibían la absolución. La ciudadela de Fort Adelaide fue construida entre 1834 y 1840 por los británicos. El fuerte no se puede visitar, pero es posible disfrutar de una hermosa vista panorámica de la capital al atardecer.

Si sólo tiene un museo que visitar en la ciudad, elija el Museo Penny Blue. Cuenta con una gran colección de sellos, así como exposiciones de gran calidad, y una sección se centra en la historia del hundimiento del Saint Géran.

El Aapravasi Ghat está frente al puerto pesquero y es el centro de acogida de los antiguos inmigrantes. Casi el 80% de los antepasados mauricianos pasaron por este edificio. El centro es ahora un lugar de recuerdo, donde se pueden encontrar contratos de trabajo originales, alojamientos típicos de las plantaciones reconstruidos y una bodega de barco.

Cambio de aires con el paseo marítimo de Caudan y su ambiente de Disneylandia. Esta zona, que debe su nombre a un famoso personaje local, Jean Dominque Michel de Caudan, está repleta de tiendas, un mercado de artesanía y hoteles. Es una zona comercial y gastronómica muy frecuentada por lugareños y turistas.