Itinerario: Por Inglaterra en quince días

En tren o en avión, Londres es el mejor punto de partida para un viaje a Inglaterra. Sólo por la capital merece la pena una visita de una semana. Pero este viaje se centrará en la diversidad de Inglaterra, por lo que pasaremos sólo un día en la capital.

Le toca a usted elegir entre los imprescindibles de Londres para animar el día: un paseo a orillas del Támesis, el cambio de guardia en el Palacio de Buckingham, una visita al Museo Británico (gratuita), un poco de shopping en Trafalgar Square o un chapuzón en el barrio del Soho... ¡hay tanto que hacer en Londres!

Por la mañana, viaje de dos horas y media por la costa suroeste. El objetivo del día: una agradable estación balnearia, Bournemouth, a orillas del Canal de la Mancha.

Se dice que Bournemouth tiene un microclima, y es una de las ciudades más soleadas de Inglaterra. Aproveche para respirar el aire marino en su amplia playa de arena, y por qué no, si las temperaturas lo permiten, darse un chapuzón en el agua.

Por la noche, diríjase al animado muelle de Bournemouth para degustar una cena marinera.

El viaje de hoy es mucho más corto. En 45 minutos estará en Salisbury para dejar su equipaje: ¡sólo pasaremos una noche! La catedral de Salisbury, con su altísima aguja, la más alta de Inglaterra, es una visita obligada antes del almuerzo.

La segunda parada del día es Stonehenge, a sólo 20 minutos. Este misterioso yacimiento prehistórico está lejos de haber desvelado todos sus secretos... Una visita fascinante, aún más bella con la luz mortecina del final del día.

En sólo 1 hora y 15 minutos estaremos en Bath, una de las ciudades más exclusivas de Inglaterra.

La resplandeciente arquitectura de Bath se refleja en el Royal Crescent, un conjunto de mansiones al más puro estilo georgiano: ¡el número 1 está abierto a los visitantes! Una visita a los antiguos baños romanos es imprescindible cuando se explora la ciudad. Un consejo: se organizan visitas guiadas gratuitas todos los días a las 10:30 y a las 14:00 (excepto los sábados).

Por la noche, ¿por qué no disfrutar de una cena chic en el Pump Room, toda una institución en Bath?

No lejos de Bath, a una hora y 15 minutos en coche, nos adentramos en una región famosa por su encanto rural: los Cotswolds.

Aquí, el paisaje recuerda a la Inglaterra de antaño, imaginada en los cuentos de hadas: bonitos pueblos y viejas piedras, verdes colinas y pastos donde pacen las ovejas...

El marco perfecto para un bed & breakfast con encanto perdido en el campo.

Sin duda, el Oeste de Inglaterra es rico en lugares de visita obligada. Desde los Cotswolds, un breve desvío de una hora nos lleva a la prestigiosa ciudad de Oxford, mundialmente famosa por su elitista universidad.

El día estará dedicado a descubrir los colegios abiertos a los visitantes: Merton College, Magdalen College, Trinity College... Los fans de Harry Potter no querrán perderse el Great Hall de Christ Church, ¡inspirado directamente en Hogwarts!

En el centro de Inglaterra, vamos al encuentro de la mayor figura de la literatura inglesa: William Shakespeare. A una hora en coche de Oxford, nos encontramos frente a la casa donde nació, en Stratford-upon-Avon.

Esta encantadora ciudad también es conocida por sus casas medievales de estilo Tudor. Asegúrate de reservar con suficiente antelación tu viaje para asistir a una representación teatral en el Royal Shakespeare Theatre, ¡una institución cultural que no te puedes perder!

Desde el mayor dramaturgo de Inglaterra hasta su banda de rock más famosa, los Beatles, están a dos horas y media en coche. Dirígete al norte, a Liverpool, una cara completamente distinta de Inglaterra, marcada por la Revolución Industrial.

En pleno renacimiento, Liverpool se ha convertido en un atractivo destino turístico. Los fans de los Beatles peregrinan hasta aquí, al igual que los seguidores del Liverpool FC. Todos se reúnen en Albert Dock, por sus museos, pubs y paseos por el muelle.

Salimos de nuevo a la carretera por la mañana para un viaje de unas 2 horas hasta el Parque Nacional de Yorkshire Dale. Una región rural y poco poblada que contrasta totalmente con la Inglaterra postindustrial que acabamos de atravesar.

Ondulado, exuberante y sin tocar por el desarrollo urbano, el Yorkshire Dale es una tierra de paisajes inspiradores. Tómese su tiempo para hacer un alto en el camino, aventurarse por un sendero y fundirse con este increíble escenario.

Para pasar la noche, elija un hotel con encanto o un B&B perdido entre la vegetación, a ser posible con restaurante.

A sólo 1 hora y 45 minutos en coche, York es una ciudad que bien merece una visita de un día. Con su patrimonio medieval bien conservado, es un verdadero placer pasear por el centro histórico, empezando por su magnífica catedral.

Desde aquí, no se pierda la calle más emblemática de la ciudad, The Shambles. Con sus pintorescos escaparates, "La tienda que no debe ser nombrada" atraerá sin duda la atención de los fans de Harry Potter...

Durante siglos, Cambridge ha sido la gran rival académica de Oxford. Pero no seamos celosos: ambas son paradas importantes en nuestro itinerario.

Cambridge está a 3 horas en coche de York, en dirección sur. Así tendrá tiempo para explorar el antiguo centro, cargado de historia y erudición, mientras pasa de una prestigiosa universidad a otra.

En las tranquilas aguas del Cam, disfrute de un paseo en punt, la góndola local, antes de cenar en un auténtico pub de Cambridge.

Del ambiente estudioso de Cambridge, pasamos al ambiente vacacional que reina en la pequeña y bonita isla de Mersea, perdida en sus marismas: ¡la carretera de acceso, la Strood, suele estar bajo el agua cuando sube la marea!

Nos detenemos en West Mersea, una encantadora y colorida localidad costera con hileras de chabolas de estilo años veinte bordeando la playa. El baño de mar es tentador, al igual que un plato de ostras, gran especialidad local, acompañadas de auténtico fish & chips.

El último día de su viaje, podrá marcar su propio ritmo por las carreteras secundarias de Essex, en dirección a Londres. Tienes dos opciones: un regreso directo, en menos de 2 horas, para pasar tiempo en la capital, o una ruta más lenta de vuelta a la desembocadura del Támesis.

A continuación, nos dirigimos a Leigh-on-Sea, con sus coloridos barcos de arrastre y sus antiguas casitas de pescadores, para contemplar la subida de la marea. La última noche, de vuelta a la agitada vida londinense.

Último paseo londinense por los alrededores del hotel, dependiendo de los horarios de tu vuelo o tren. Por supuesto, la capital inglesa merece un poco más de tiempo, así que ¡búsquela en su próximo viaje!