Escapada de bienestar en Hauts-de-France

Valenciennes no es el primer destino que viene a la mente cuando se piensa en una escapada urbana para dos. Aunque el nombre pueda sonar familiar, no evoca muchas imágenes cuando ciudades como Lille o Dunkerque evocan inmediatamente imágenes por millares. Sin embargo, a menos de dos horas en tren de París, Valenciennes bien merece una visita. En esta ciudad se respira una atmósfera apacible y relajante a escala humana, una dolce vita valenciennoise que hay que tomarse el tiempo de saborear.

Verdadero museo al aire libre, el arte y la ciudad son inseparables. Valenciennes es incluso la ciudad con más estatuas por kilómetro cuadrado de Francia. Cuando cae la noche, se engalanan con sus galas de luces y se muestran a los visitantes a lo largo del Paseo de las Artes. El recorrido **sonoro *Sculpteur de lumière (Escultor de luz) le llevará por un paseo mágico a través de las obras de arte.

A medida que nos acercamos a la plaza Saint-Nicolas, oímos un clamor de risas y discusiones apasionadas: todas las generaciones se reúnen en las terrazas de sus restaurantes y bares para compartir una copa o una comida. Estamos encantados de unirnos a ellos y descubrir el dulce amargor de las cervezas locales. Cenaremos en nuestro hotel, el Royal Hainaut Spa 4*, una auténtica pepita de oro en el corazón de Valenciennes, albergado en un suntuoso edificio del siglo XVIII.

El restaurante gastronómico La Storia ofrece un sofisticado menú inspirado en los sabores italianos, mientras que la brasserie La Galerie sirve platos regionales a precios económicos. Las habitaciones y suites, hábilmente amuebladas y decoradas, prometen una noche de descanso, arrullada por los bellos recuerdos del día. Mañana, aprovecharemos laimpresionante piscina subterránea del Spa By Royal Hainaut, adornada con sus pilares de arenisca azul, y probablemente caeremos rendidos ante uno de los muchos tratamientos que se ofrecen.

Con sus interminables bancos de arena surcados de cursos de agua que la marea vacía y llena incansablemente, la bahía de Somme parece el fin del mundo. Estas vastas extensiones entre la tierra y el mar invitan al caminante a soñar despierto y a meditar, y los problemas de la vida cotidiana se disipan un poco más con cada paso hacia el horizonte nacarado. Sólo queda el sonido del viento, elolor a yodo y la visión casi mística de los rayos del sol reflejándose en la arena húmeda.

Para llevar la contemplación aún más lejos, organizamos sesiones de relajación al atardecer, donde podrá reconectar con sus sentidos y salir transformado.

Acompañados por nuestro guía Olivier, descubrimos que este lugar, que a primera vista parece desierto, en realidad rebosa vida. Las praderas saladas, conocidas por los lugareños como "mollières", rebosan de plantas comestibles y decorativas, mientras que los cursos de agua rebosan de berberechos por los que se disputan decenas de especies de aves. A lo lejos, colonias de focas toman el sol: ya son varios centenares las que hacen de la bahía de Somme su hogar.

Siete kilómetros de dunas, marismas, lagos y praderas saladas separan Le Crotoy de Saint-Valery-sur-Somme. En temporada, un tren de vapor de principios del siglo XX recorre la bahía de Somme y le devuelve al punto de partida tras la travesía.

A bordo de auténticos vagones de la Belle Époque, se sentirá transportado 80 años atrás en el tiempo mientras el tren atraviesa paisajes impresionantes. Terminaremos la velada en el restaurante Tourelles, donde los comensales quedarán seducidos por la cocina local de estilo familiar y, sobre todo, por las impresionantes vistas de la bahía.

Aunque muchos se dejan seducir por las encantadoras estaciones balnearias del Canal de la Mancha, no hay que olvidar el interior. Entre bosques, ríos y campos, la campiña de Hauts-de-France es verde y rejuvenecedora. En el Pays d'Artois, Valériane organiza paseos "sophro-rando " durante los cuales los caminantes vuelven a conectar con la naturaleza y consigo mismos.

A pocos kilómetros, un paseo por el Valle de la Sensée, rico en megalitos, le acerca espiritualmente a los orígenes del tiempo. Un poco más allá, las ruinas de la abadía que domina el Monte Saint-Eloi surgen como un espejismo. Están ahí para recordarnos el paso del tiempo y lo importante que es tomarse su tiempo.

Los yacimientos de carbón se descubrieron en la región de Nord-Pas-de-Calais a finales del siglo XVII y se explotaron durante casi 300 años. Hoy en día, el paisaje sigue marcado por el pasado minero de la región, con casi 340 escombreras que surgen del suelo aquí y allá, como inmensas montañas negras que se elevan hacia el cielo. Las rutas de senderismo los enlazan y llegan hasta sus cumbres, donde la naturaleza a veces ha reclamado sus derechos. Hay quien recomienda subirlas descalzo para concentrarse mejor en el cuerpo, los movimientos y las emociones.

Natureza significa "naturaleza" en brasileño. Este es el nombre que Mylène y Fréderic, una pareja cálida y acogedora como sólo los norteños saben hacerlo, han elegido para su finca dealojamientos insólitos en pleno bosque de Roeux. Lejos del bullicio de la ciudad, las cabañas y lodges atípicos de la finca Natureza ofrecen un verdadero descanso que parece un viaje.

En elagua, en tierra firme o encaramado a un árbol, la tranquilidad y el confort son las consignas del lugar. Aquí, el ritmo se ralentiza y los segundos pasan volando. Se vive un momento fuera del tiempo, en armonía con la naturaleza, con los demás y, sobre todo, con uno mismo.

El deporte es bueno para la salud, y la región de Hauts-de-France ofrece numerosas oportunidades para mantenerse activo. Es muy estimulante pasear por el paseo marítimo a primera hora de la mañana, con la cara acariciada por el rocío del mar. El sendero de las dunas de Slack serpentea durante cinco kilómetros por las dunas de la Côte d'Opale, llevando a los caminantes por amplios espacios abiertos empapados de sal marina.

Tanto los jinetes novatos como los experimentados pueden disfrutar de un paseo a caballo. A pie, atravesará un bosque de coníferas, descubriendo poco a poco espléndidos paisajes modelados por el viento, con el mar al fondo. Después, es hora de acelerar el paso y galopar por lainmensidad salvaje y virgen de la playa, extasiados por la velocidad.

Los amantes de las emociones fuertes pueden sentirse tentados por una sesión de sand yachting o kitesurf en las playas de Dunkerque. Nosotros, en cambio, nos decantamos por el longeering costero, un deporte poco conocido y a menudo menospreciado porque suele ser practicado por jubilados. Y, sin embargo, los abdominales, los muslos, la espalda y todos los músculos del cuerpo se ponen a prueba cuando uno se enfrenta a la corriente del Mar del Norte sumergido en agua fría hasta la cintura. Todo es diversión, y pronto te das cuenta de que este deporte es mucho más colectivo de lo que parece.

El Vélomaritime® recorre la costa francesa desde Dunkerque hasta Roscoff, en Bretaña. El tramo entre Le Touquet-Paris-Plage y Cayeux-sur-Mer es accesible a ciclistas de todos los niveles. Allí, a orillas de la Costa de Ópalo y de la Bahía de Somme, podrá pedalear con la nariz al viento a través de magníficos paisajes que combinan llanuras, matorrales y playas. A medida que pasan los kilómetros, sus pensamientos se pierden en el horizonte nacarado y no tiene más remedio que dejarse llevar en esta meditación activa.

¿Dónde alojarse en Le Touquet-Paris-Plage?