Un poco apartada de la Guadalupe continental (lo que generalmente significa Grande-Terre y Basse-Terre), Marie-Galante ha conseguido seguir siendo auténtica a pesar del auge del turismo en la región. Entre los principales municipios, destacan dos grandes pueblos del sur de la isla que bien merecen una visita.
El primero, Grand-Bourg, alberga una serie de pequeñas y pintorescas casas de madera, las últimas que quedan en pie en la isla. En el centro del pueblo, al suroeste de Marie-Galante, también merece una visita la iglesia de Notre-Dame de Marie-Galante, con su soberbio interior de madera pintada de azul turquesa. No lejos de Grand-Bourg, las ruinas renovadas de la fábrica Trianon dan una buena idea de cómo era la industria azucarera en el siglo XIX.