Es imposible resistirse al encanto de este lugar tan turístico y a la vez divino. Nos encanta tanto el casco antiguo como el entorno natural que lo rodea: vertiginosos acantilados aplastados por el mar y, al otro lado de la ciudad, un fiordo tan tranquilo como el Olimpo donde fondean los barcos. Aproveche la vista desde Bonifacio, de día o de noche, porque la "ciudad de los acantilados" tiene un marco absolutamente mágico.
Los magníficos acantilados de Bonifacio figuran sin duda entre los lugares más bellos de Córcega. Y si ya los conoce, sin duda se habrá fijado en esta extraña escalera excavada en la roca que desciende hasta el mar. Se trata de la Escalera del Rey de Aragón, una visita obligada si está planeando sus próximas vacaciones en el sur de Córcega.
Un poco de historia: Bonifacio debe su nombre a un noble toscano del siglo IX, el marqués Bonifacio. La fortaleza, originalmente preciada e inexpugnable, ha sido testigo de más de una batalla. Piratas, genoveses, españoles y franceses lucharon por conquistarla. Finalmente, Francia la heredó en 1768 en virtud del Tratado de Versalles. Desde entonces, Bonifacio ha disfrutado de una existencia relativamente pacífica.
Bonifacio es una ciudad con mil años de arquitectura excavada en la roca. La Escalera del Rey de Aragón es un buen ejemplo, con sus 187 escalones excavados en el acantilado (ver más abajo). Le recomendamos visitar la iglesia de Saint-Dominique, de mediados del siglo XIV, uno de los pocos ejemplos de arquitectura gótica que quedan en la isla de Beauté. También puede desviarse hacia el Museo del Bastión de l'Étendard, donde podrá conocer la historia de la ciudad, y terminar su visita con unos pasos por la explanada, desde donde podrá disfrutar de una extraordinaria vista panorámica.
Haga una excursión en barco para descubrir las grutas y calas de Bonifacio, así como las islas Lavezzi y su reserva natural destinada a preservar las especies animales y vegetales presentes. En la meseta del Bosco, entre en el cementerio marino de Bonifacio, uno de los más bellos del Mediterráneo, con sus grandes estelas blancas frente al mar.
Los acantilados de Bonifacio son un espectáculo natural. Estas inmensas murallas de piedra caliza alcanzan su máximo esplendor en el sendero del Campu Rumanillu y en el Cap de Pertusatu, el punto más meridional de Córcega. Los acantilados se sumergen en las cristalinas aguas del Mediterráneo.
Hay varias rutas de senderismo por la zona. La del Campu Rumanillu ofrece unas vistas impresionantes de las Bouches de Bonifacio y Cerdeña. La caminata dura entre 45 minutos y 1h30. Sin embargo, los que dispongan de más tiempo pueden realizar otras rutas.
La flora y la fauna locales están acostumbradas a las altas temperaturas y los fuertes vientos. Encontrará muchos astrágalos y zarzaparrillas, entre otras plantas. Pocos animales se han instalado aquí, pero aves marinas como cormoranes y gaviotas son comunes.
Los acantilados de Bonifacio forman parte de una reserva natural, por lo que está prohibido pescar o recoger cualquier cosa. También está prohibido acampar allí o utilizar vehículos a motor.
Tallada en los acantilados calcáreos, esta vertiginosa escalera guarda el secreto mejor guardado de la ciudadela... Para acceder a este camino, catalogado como "Monumento histórico y lugar pintoresco de Córcega", hay que entrar en la fortaleza de Bonifacio y atravesar la ciudad alta hasta el final de la calle Simon-Varsi.
A la entrada del recinto hay una pequeña taquilla donde se puede comprar un billete, ya que la visita es de pago. A continuación, se descienden 187 empinadas escaleras hasta el pie de los acantilados, con una diferencia de unos 60 metros entre la salida y la llegada. Por lo tanto, se recomienda una buena forma física.
Las vistas a lo largo del camino son impresionantes. Tendrá una panorámica excepcional de 180° de los acantilados, el mar turquesa y, justo enfrente, Cerdeña. Una vez abajo, justo debajo del agua, un sendero excavado en el acantilado da acceso a una gruta donde podrá sumergir los pies y descansar después de tanto esfuerzo.
Un consejo: ¡olvídese de las chanclas! Es mejor llevar un buen calzado para caminar y estar en buena forma física para descender al mar por estos escalones irregulares tallados en la roca caliza. Porque aunque las escaleras están aseguradas con barandillas, la pendiente sigue siendo resbaladiza. Por no hablar de la subida, que requiere mucho valor y pone a prueba las rodillas.
👛 Precio de una visita: 5 €.
⏰ Las visitas están disponibles de lunes a viernes, a las 11.00 y a las 14.00 horas. Más información y reservas en la página web de la Oficina de Turismo de Bonifacio.
Cuenta la leyenda que la estructura fue excavada a mano en una sola noche, por las tropas españolas del rey Alfonso V de Aragón, durante el asedio a la ciudadela de Bonifacio en 1420, que en aquella época era una fortaleza gobernada por los genoveses.
En realidad, sin embargo, se habría tardado mucho más en construirla, ya que la escalera existía antes del asedio del rey de Aragón. Habría sido creada por monjes franciscanos para acceder a un manantial de agua dulce -el pozo de Saint-Barthélemy- situado en la gruta al pie del acantilado. Pero lo cierto es que esta escalera inclinada a 45° es una proeza de la ingeniería medieval que ha resistido el paso del tiempo sin derrumbarse jamás.
En el corazón de la ciudadela, protegidos por las murallas, estos hoteles son perfectos para sumergirse en la historia de la antigua ciudad genovesa.
Florencia
