País Vasco: ¿Por qué elegir entre la montaña y el mar?

En los verdes paisajes del País Vasco, a las puertas de España, las montañas se sumergen en el océano y el pasado celta se codea con la herencia occitana. Es una tierra de contrastes, con carácter propio, ya sea en su historia, sus paisajes, que varían desde los escarpados arrecifes de la costa hasta los espesos bosques de La Soule, o los sabores inimitables de su gastronomía. Una cosa es segura: el País Vasco es una tierra que no deja indiferente a nadie. Con un clima templado influenciado por la corriente del Golfo, el País Vasco disfruta de temperaturas muy suaves durante todo el año. Por otro lado, el tiempo puede ser lluvioso, lo que confiere a los paisajes su característico color verde suave, sea cual sea la estación. Lo más sorprendente de una estancia en el País Vasco es la excepcional variedad de panoramas. Una visita aquí es como un viaje.

La aventura comienza en la costa, dominada por la imponente silueta de los Pirineos, con sus calas rocosas y sus suntuosas olas rompiendo en las playas. Las estaciones balnearias de Saint-Jean-de-Luz, Biarritz, Anglet, Bidart y Hendaya, que cuentan con el sorprendente castillo observatorio de Abbadia, celebran la cultura del surf y el arte de domar el océano, al igual que sus vecinas landesas. La fachada marítima vasca también cultiva un turismo de alta gama, ¡y los amantes de los casinos, los campos de golf y los hoteles de lujo estarán en el paraíso!

A medida que uno se aleja de la costa, el paisaje cambia. Pero ¡qué paisaje! En la ondulada campiña, encontrará una sucesión de pueblos con encanto donde podrá admirar las euskal etxe, casas típicas lombardas en el característico rojo y blanco del País Vasco. 5 de estos pueblos -Navarrenx (etapa del famoso Camino de Santiago), Sare, La Bastide-Clairence, Ainhoa y Saint-Jean-Pied-de-port y su famosa ciudadela- han sido galardonados con el sello de los "Pueblos más bonitos de Francia", ¡y es fácil entender por qué! Su laberinto de callejuelas llenas de flores, con increíbles pequeños restaurantes y encantadoras boutiques, sumergen al visitante en un ambiente auténtico y exótico para un paseo inolvidable.

Para los amantes de la naturaleza y el senderismo, el viaje continúa en la provincia de Soule, cumbre del País Vasco francés, con sus arraigadas tradiciones de canto y danza, su apetitoso queso de oveja con mermelada de cereza negra y sus magníficos paisajes de montaña. Entre ellos, el famoso puente colgante de Holzarte, que se eleva sobre el bosque y ofrece una de las vistas más impresionantes de la región, así como las cuevas de Isturitz y Oxocelhaya, magníficos yacimientos prehistóricos declarados Monumentos Históricos. Sin olvidar el encantador desfiladero de Kakuetta, un auténtico paraíso para los amantes del barranquismo. También puede pasear por el pueblo de Mauléon **, donde se fabrican las emblemáticas alpargatas vascas** ¿De qué color será su par?

Con una tradición culinaria excepcionalmente rica, el País Vasco es uno de los destinos favoritos de gourmets de todas las edades. En el pueblo de Espelette, por ejemplo, podrá pasear entre las casas blancas cubiertas de la famosa guindilla que ha dado fama a la localidad. Entre el chocolate, el axoa de ternera, el pollo a la vasca, el pastel vasco relleno de crema de almendras o de cerezas negras y el jamón de Bayona, cuya reputación está bien consolidada, ¡sus papilas gustativas viajarán tanto como usted!

Cuando se trata de actividades para disfrutar en familia o con amigos, la oferta es igualmente abundante. Desde el surf en la costa hasta el senderismo, la bicicleta de montaña, la escalada, el rafting y todos los deportes de aguas bravas que puede practicar en las magníficas gargantas que ofrecen espectaculares vistas panorámicas, hay algo para todos los amantes de la naturaleza. Sin embargo, si ya se siente cansado sólo con ver todas las posibilidades deportivas, ¡que no cunda el pánico! Con su rico patrimonio cultural, el País Vasco también hará las delicias de los amantes del arte y la historia, que podrán visitar los numerosos castillos, museos y otros lugares históricos repartidos por la región. Por último, la festiva cultura vasca, con su alegría y convivencia sin fin, atraerá a todos los paladares. El verano en el País Vasco es una sucesión casi ininterrumpida de fiestas, bailes y celebraciones, entre las que destacan las ineludibles Fiestas de Bayona. Al son de la música tradicional, entre los apetitosos aromas de la gastronomía local, ¡el ambiente está garantizado!