La historia del Templo Romano de Évora se remonta al siglo I, cuando la ciudad de Évora era una colonia romana. El templo se construyó originalmente para dedicarlo al emperador Augusto, que reinó del 27 a. C. al 14 d. C.C. Sin embargo, tras la caída del Imperio Romano, el templo se utilizó para prácticas religiosas y se dedicó a la diosa Diana, diosa de la procreación, el parto y la caza, por lo que el templo también recibe el nombre de Templo de Diana. A lo largo de los siglos, el monumento sufrió varias transformaciones y sus usos se diversificaron.
En la Edad Media, el edificio se utilizó como iglesia y capilla funeraria, y durante el Renacimiento, este magnífico edificio fue requisado como mansión privada. Se convirtió en lugar de reunión para fiestas y celebraciones.