Descubra la Estación Central de Amberes, un monumento histórico

En el corazón de la ciudad, en la plaza Reine Astrid, se erigió este edificio, testimonio del folie de grandeur de la época. Con el paso del tiempo, la estación se ha integrado perfectamente en el paisaje urbano. Algunos dirían que esta estación puede visitarse como un museo dedicado al descubrimiento del Art Nouveau en Bélgica. Imponente dama de piedra, metal, cristal y rica ornamentación, la estación central se inauguró en 1905 y no se renovó hasta 2009 para recuperar su magnífico brillo, que destaca como atracción turística por derecho propio.

Considerada uno de los monumentos más suntuosos del país llano, la Estación Central de Amberes destaca en todo el mundo por su particular belleza. Se inauguró el 11 de agosto de 1905, aunque las obras habían comenzado 10 años antes. A pesar de su esplendor, no hubo ceremonia de inauguración. La ciudad cuenta con varias estaciones, pero ésta es la principal, ya que por ella circulan también trenes de mercancías. Por eso se llama "Amberes-central". La terminal fue construida y diseñada por el famoso arquitecto belga Louis de la Censerie en un estilo bastante ecléctico, inspirado en gran medida en la estación de Lucerna, en Suiza. Cuando llegue a la estación en tren, le sorprenderá la estructura que cubre las vías. Con 185 metros de largo y 44 de alto, destaca por sus materiales, vidrio y metal, todo ello diseñado por el ingeniero Clément van Bogaert. El viaducto sobre las vías elevadas que conduce a la estación fue diseñado por el gran arquitecto de Amberes Jan van Asperen. Observará que esta estación es el resultado de la colaboración entre varios artistas e ingenieros de renombre de finales del siglo XIX en Bélgica. Esta estrecha colaboración hace de la Estación Central de Amberes uno de los mejores ejemplos de arquitectura ferroviaria del mundo.

Si opta por un alojamiento en el centro de la ciudad, podrá aprovechar al máximo sus atracciones turísticas, sus numerosos restaurantes y pasear por la ciudad a su aire.

El final del siglo XIX

estuvo marcado en gran medida por la aparición de un movimiento artístico, el Art Nouveau, basado en la estética de las líneas curvas. En Bélgica, esta tendencia se inició con Victor Horta, que se dio a conocer con sus mansiones privadas, que fueron adquiridas por la alta burguesía bruselense. Con este espíritu se diseñó y construyó la hermosa estación del centro de Amberes. Al igual que las estaciones más bellas del mundo, como la Grand Central Terminal de Nueva York, la Central de Amberes es un lugar de visita por derecho propio, además de un lugar de tránsito. Este histórico y majestuoso edificio, que presta servicio a los trenes Thalys procedentes de París y Ámsterdam, está adornado con bellas cúpulas dentadas y torrecillas con tragaluces. El vestíbulo central tiene más de 75 metros de altura y está decorado con una veintena de tipos diferentes de mármol. También hay columnas dóricas, jónicas, corintias y toscanas. El vestíbulo central es, por tanto, de estilo barroco.

Rodeada por el zoo y el barrio de los diamantes, que le ha valido a la ciudad el sobrenombre de "la ciudad de las piedras brillantes", un paseo por los alrededores y una visita a la Estación Central son imprescindibles cuando se visita Amberes. Incluso podría ser el punto de partida de su estancia en Amberes. La estación, que puede acoger a casi 200.000 visitantes al día, está comunicada por trenes procedentes de Bruselas. Desde la capital, se tardan unos 45 minutos en llegar a la ecléctica ciudad de Amberes. Hay unos 71 trenes diarios (19 por hora en hora punta). Así que no hay excusa para perderse la oportunidad de descubrir Amberes y sus alrededores. De hecho, tanto si pasa un día como un fin de semana en Amberes, el trayecto entre las dos ciudades es tan rápido que está casi obligado, durante su visita a Bélgica, a pasear por algunas de las calles más de moda de Flandes.