La catarata de Gocta: el tesoro escondido de Perú

Diríjase a Cocachimba, el pueblo desde el que parte un sendero que conduce a la cascada, que ya se divisa desde la carretera rodeada de montañas. El anticipo de esta maravilla natural que emerge en los siguientes kilómetros nos hace desear verla de cerca. Desde que se descubrió, la cascada se ha convertido en un destino popular para lugareños y turistas, y la asociación municipal de turismo de Cocachimba está haciendo todo lo posible para desarrollar el sendero de 5 km que atraviesa el bosque.

Las obras siguen en marcha hoy en día, financiadas en parte por el precio de la visita. Una vez en el pueblo, se puede elegir salir con o sin guía, o recorrer los 3 primeros km a caballo. La entrada normal cuesta unos 10 soles (unos 2,50 euros). Tras pasar algunas casas, el camino serpentea entre eucaliptos, cedros y orquídeas.

A lo largo de 5 km, se despliega ante nuestros ojos una variedad de paisajes con una vegetación densa y exuberante. Plantaciones de caña de azúcar, plátanos y palmeras, árboles tropicales y plantas exóticas como orquídeas y bromelias se pueden admirar a medida que uno se adentra en la selva. A pie o a caballo, los visitantes deben cruzar un puente colgante sobre el río, subir escalones naturales o ajardinados y descender por un sendero cada vez más boscoso.

A lo largo del paseo, la cascada se va descubriendo desde distintos puntos de vista, con un total de siete miradores desde los que observarla. Una de las atalayas se encuentra en la terraza de una tienda de bebidas, a unos 45 minutos a pie de Cocachimba, donde se puede beber un zumo de caña de azúcar preparado ante nuestros propios ojos.

El sendero ondulado no requiere ningún entrenamiento particular, aunque debería ser capaz de caminar durante varias horas. Para llegar al pie de la cascada, tendrá que caminar entre 2h y 2h30, y aproximadamente el mismo tiempo para volver por el mismo camino.

Así que deje al menos 5 horas libres en su jornada. No se preocupe, no verá pasar el tiempo, ya que la naturaleza es tan hermosa de contemplar. La cascada, que fluye en dos niveles, es visible hasta cierto punto; cuanto más se acerca, más se oculta la parte superior. Al llegar, sólo se puede admirar la cascada inferior.

Al doblar una esquina, puede levantar la vista para ver un tucán o, más raramente, un colibrí de cola de cuchara. Con un poco de suerte, si llega a primera hora de la mañana o a última de la tarde, podrá toparse con el Gallo de las Rocas, auténtico emblema de Perú con su color rojo.

En el punto kilométrico 3, hay aseos y bancos donde podrá hacer un descanso. El sendero se detiene aquí para los caballos y tendrá que continuar a pie si ha elegido esta opción. Durante los 2 km restantes, la cascada se puede ver más de cerca a través de los árboles, las enredaderas y la densa vegetación de la selva. El camino es menos accidentado que al principio, y los últimos miradores permiten hacer fotos de frente a la cascada.

Al llegar, podrá oír por fin el impresionante sonido de la cascada deslizándose por el acantilado. El sendero continúa por un tramo de escaleras hasta el pie de la cascada de Gocta. El lugar es ideal para tomar fotos, refrescarse con unas gotas de agua o darse un chapuzón en la poza. Eso sí, hay que tener un poco de valor, porque aunque el agua está fría, la cascada también encierra sus misterios...

La cascada de Gocta siempre ha sido conocida por los habitantes de Cocachimba, pero no fue hasta 2005 cuando la descubrió el antropólogo alemán Stefan Ziemendorff, que la dio a conocer al mundo.

Cuando estaba en la región del Amazonas buscando sarcófagos, vio una cascada muy larga en la montaña de enfrente. Fue al pueblo más cercano, Cocachimba, para saber más, y conoció a Telésforo, un nativo del pueblo. Telésforo le explicó que nadie se había aventurado nunca en la selva para ver la cascada, porque habían surgido leyendas sobre ella.

Según las creencias del pueblo, la cascada estaba habitada por una sirena que se llevaba con ella a los hombres y mujeres que se acercaban demasiado a la poza.

"Mis antepasados pensaban que la cascada tenía alma y que atrapaba a cualquiera que se le acercara".

Cuando Stefan Ziemendorff regresó con su acompañante, sólo Telésforo aceptó acompañarle hasta el pie de la cascada. Un mes más tarde, el antropólogo volvió con su equipo para medir la caída de agua. Acababan de descubrir la tercera catarata más alta del mundo. Mientras nos cuenta esta historia, Telésforo no puede evitar divertirse con las creencias de sus padres, tíos y tías.

Este anciano de 75 años, que parece haber conservado su espíritu infantil, acompaña ahora a los turistas cuando exploran el pueblo y la cascada. Siempre con una sonrisa en la cara, el hombre que conoce el lugar como la palma de su mano cuenta anécdotas, proporciona información sobre las plantas que hay que admirar y los pájaros que hay que ver y oír, al tiempo que infunde valor a los excursionistas.

De regreso, puedes almorzar en el pueblo o simplemente tomar un tentempié con una increíble vista de las montañas, el bosque y la catarata en el Gocta Andes Lodge. Este es EL lugar ideal para pasar un día en Cocachimba, porque además de la suculenta cocina, los elaborados cócteles y el servicio perfecto, te espera una sorpresa: ¡las famosas alpacas de Perú! Es mágico.

🚌 La catarata de Gocta está a 1 hora de la ciudad de Chachapoyas en coche o autobús.

🛫 Después de volar a Lima, toma otro vuelo al aeropuerto de Tarapoto o Jaén y luego conduce hasta el Amazonas.

👉 El primer camino parte del pueblo de Cocachimba y te lleva al pie de la catarata.

👉 El segundo es un sendero que se toma desde el pueblo de San Pablo, aunque tiene menos pendiente, no te lleva hasta el pie mismo de la cascada.

🐎 También puedes hacer parte de la caminata a caballo con un guía. Sin embargo, los dos últimos kilómetros hay que hacerlos a pie. La caminata de ida y vuelta dura unas 5 horas.