Le Crotoy, agradable estación en la bahía del Somme

Le Crotoy siempre ha estado estrechamente vinculado a la bahía del Somme, su entorno natural. A medida que las mareas suben y bajan, el paisaje cambia radicalmente a lo largo del paseo marítimo: a medida que el Canal de la Mancha se aleja, las marismas de la bahía se revelan en su totalidad, junto con una inmensa playa de arena hasta donde alcanza la vista: ¡uno se pregunta dónde ha ido a parar el mar!

Toda esta arena es un símbolo de la decadencia del puerto pesquero de Le Crotoy. En la Edad Media, su importancia llevó a la construcción de una imponente fortaleza (siglo XIII), de la que sólo quedan algunos restos. Juana de Arco fue incluso encerrada en sus cárceles antes de ser trasladada a Ruán...

Pero fue en el siglo XVI cuando Le Crotoy alcanzó su apogeo, gracias a la importante actividad comercial de su puerto, antes de sufrir un periodo de decadencia y luego hundirse poco a poco en el olvido.

Hubo que esperar hasta el siglo XIX para que la actividad en Le Crotoy se reactivara, con la creciente popularidad del turismo balneario. En 1847, el ferrocarril facilitó el acceso a la bahía del Somme desde París, a través de la estación de Noyelles-sur-Mer. La fisonomía de Le Crotoy cambia y adquiere todos los atributos de una estación balnearia de la época: casino, hoteles, bonitas casas de veraneo...

Le Crotoy se hizo famoso gracias a grandes nombres: el perfumista Guerlain, Julio Verne y, más tarde, Colette. Pintores famosos como Alfred Sisley y Toulouse-Lautrec, fascinados por los paisajes de la Bahía de Somme, acudían a Le Crotoy para inspirarse y relajarse, una tendencia que se mantiene hasta nuestros días.

Junto con Saint-Valery, Le Crotoy es una de las dos estaciones que ofrecen alojamiento a orillas de la bahía de Somme. Le Crotoy es sin duda más popular, pero también más aireado, y se descubre en un corto paseo. Le encantará pasear por la calle principal, la rue de la Porte du Pont, con sus tiendas, panaderías y bistrós.

Desde aquí se llega al paseo marítimo, donde todavía hay varias pescaderías que recuerdan el pasado de Le Crotoy como puerto pesquero. Todo es fresco (y a menudo local) en los puestos, que cambian con las estaciones. Las especialidades locales son los hénons (nombre local de los berberechos) en marzo, que viven en colonias en la bahía de Somme, así como el hinojo marino y las "orejas de cerdo" para acompañar los platos.

En Le Crotoy, no dude en calzarse las botas y aventurarse en la bahía del Somme durante la marea baja para disfrutar de una buena sesión de pesca a pie. Con marea baja, también es posible cruzar la bahía hasta Saint-Valery: es muy recomendable ir acompañado de un guía, ya que el recorrido está lleno de trampas.

Más seguro aún, es perfectamente posible ceñirse a la gran playa de Le Crotoy, cuya particularidad es estar orientada al sur. Un largo paseo por la arena, de una blancura asombrosa, lleva incluso más allá de los límites de la estación, hacia el Parque del Marquenterre, donde las dunas toman el relevo de las casas de vacaciones. Un paisaje marino de gran belleza, que cambia constantemente de estado según las mareas y el tiempo: sean cuales sean las condiciones, el espectáculo es grandioso.