Corfú: Corfú, la perla de las islas Jónicas

Único entre las islas griegas

Geográficamente, Corfú (Kerkyra en griego) es ya una isla griega aparte: en la desembocadura del Adriático, está frente a Grecia continental y Albania, mientras que la punta de la bota italiana no queda lejos. La mayor (¡con más de 100.000 habitantes!) y más septentrional de las islas Jónicas, está sin embargo casi aislada, no siempre conectada con el resto del archipiélago, Cefalonia, Lefkada o Zante...

Tal vez por eso Corfú parece ir por libre en el panorama turístico, absorbiendo la mayor parte de las multitudes de las islas Jónicas: destino principal en Grecia, su aeropuerto funciona a pleno rendimiento durante la temporada, y las playas y centros turísticos se llenan con facilidad. Británicos y alemanes constituyen el grueso de la afluencia, y por una vez en las islas griegas, ¡los franceses les siguen!

Esta isla única tiene algo para todos los gustos.

¿Playas bañadas por el sol y rodeadas de aguas cristalinas? Calas y arenales salpican el litoral de Corfú de norte a sur, tanto en la costa este como en la oeste. Las playas de Porto Timoni, Chomi, Glyfada, Issos y Marathias son sólo algunos ejemplos...

¿Visitas por descubrir, acompañadas de una historia fascinante? Basta con pasear por las calles empedradas de Kerkyra (Corfú), la capital declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con su fuerte sabor veneciano, toparse con un campo de críquet heredado de los británicos, visitar el palacio de Achilleion, construido para la emperatriz Sissi, las ruinas del castillo de Angelokastro o el pueblo bizantino de Palea Perithia, para sentirse como en un viaje en el tiempo. Corfú y las islas Jónicas fueron incluso, aunque por poco tiempo, un departamento francés en 1797.

¿Una identidad griega, donde el arte de vivir es el rey? Incluso en las afueras de centros turísticos tan concurridos como Sidari, Paleokastritsa y Kassiopi, encontrará una bonita capilla blanca aquí, un monasterio ortodoxo allá, y tabernas por doquier donde las especialidades griegas hacen que las comidas sean una alegría durante todas las vacaciones.

Por todas partes en Corfú, una vegetación abundante y bien regada, a base de cipreses, pinos y olivos, cubre generosamente el interior de la isla: ¡muy lejos de la imagen de roca desnuda de algunas islas griegas! Corfú es, sin duda, un destino turístico muy animado, pero también es ideal para los amantes de la naturaleza virgen y de los aromas de garriga mezclados con paisajes marinos: en cualquier momento, puede salirse de los caminos trillados (de Corfú) y cambiar sus actividades junto al mar por una jornada de senderismo.

Corfú es una isla alargada con distintas caras: el norte es montañoso hacia el interior, culminando en el monte Pantokrator, de 906 m, y alberga la mayoría de los principales complejos turísticos y las playas más populares, mientras que el sur es más llano y presenta una menor concentración de atracciones turísticas, con una transición de onduladas colinas verdes en medio.

En función de sus gustos, puede concentrarse en uno u otro sector de la isla, ¡a no ser que quiera tomarse el tiempo suficiente para hacer un recorrido completo! Le aconsejamos encarecidamente que no se apresure por Corfú: un itinerario de una semana por el norte, y de dos semanas completas si añade el sur, la más singular de las islas Jónicas, bien merece una visita para captar sus múltiples matices.