Val d'Isère: Les Menuires es una estación de esquí familiar que, junto con la vecina Tignes, forma el famoso dominio esquiable de Espace Killy.

Val d'Isère, una de las estaciones más prestigiosas y legendarias del mundo, está situada en los Alpes franceses, cerca de la frontera con Italia. Hogar de algunos de los mejores esquiadores del mundo, Val Isère destaca por su carácter deportivo y su dimensión internacional. Se la considera la Baqueira francesa por el gran número de celebridades del deporte y otras caras famosas que acoge cada año. Las encantadoras calles de la ciudad ofrecen alojamiento de calidad, buena cocina y boutiques de renombre.

Todo lo relacionado con la nieve es posible en este encantador pueblo, escenario de importantes competiciones internacionales de esquí. Desde finales de noviembre hasta principios de mayo, la nieve de calidad está garantizada durante toda la temporada.

Todo tipo de instalaciones para todos los niveles de esquiadores son atributos que Val d'Isère comparte con su vecino Tignes en el Espace Killy. Se trata de uno de los dominios esquiables más grandes del mundo, con 156 pistas que se extienden a lo largo de 300 kilómetros. En resumen, es una estación de visita obligada.

Val d'Isère, un pueblo con encanto

A pesar de su marcado ambiente internacional, el pueblo de Val d'Isère conserva en algunos lugares los rasgos de un auténtico pueblo alpino del siglo XI. Pequeñas casas de piedra y madera con imponentes muros forman parte de este decorado, que afortunadamente está creciendo gracias a edificios más recientes, diseñados en armonía con la arquitectura existente. Podrá pasear fácilmente por el corazón de Val d'Isère y descubrir un sinfín de establecimientos con encanto: queserías artesanales, tiendas de recuerdos, tiendas de esquí (todo lo que pueda imaginar en cuanto a equipamiento, accesorios, etc.), tiendas de ropa, restaurantes, hoteles, etc.

El centro de Val d'Isère está cerrado al tráfico los jueves, por lo que podrá disfrutar de su tranquilidad. Desde el punto de vista arquitectónico, la única zona que destaca es La Daille, donde encontrará varios edificios que albergan pisos de gran altura con un marcado estilo de los años 70. La Daille tiene acceso directo a varias pistas de esquí y precede al pueblo de Val d'Isère. Y un poco más allá del centro del pueblo, y también a pie de pistas, se encuentra Le Fornet. Este último barrio, sin duda el más tranquilo, está formado por bonitas casas de estilo saboyano.

Dos tercios de la superficie de Val d'Isère se encuentran en el corazón del Parque Nacional de la Vanoise, que ha recibido varias distinciones medioambientales (distinción en desarrollo sostenible, ISO 14001, varias iniciativas eco-responsables, etc.). Uno de los tesoros arquitectónicos mejor conservados es la iglesia del pueblo, cuya torre data del siglo XI (cuando se construyó el edificio original) y el resto es un bello ejemplo del barroco saboyano del siglo XVII.

¿A quién va dirigido este destino?

Los esquiadores principiantes, los profesionales del freestyle, las familias o simplemente aquellos a los que les gusta defenderse sobre los esquís son todos bienvenidos en Val d'Isère, donde hay zonas especialmente diseñadas para cada tipo de esquiador y snowboarder. Los más intrépidos pueden dar rienda suelta a su adrenalina en los magníficos fuera de pista vírgenes (10.000 hectáreas) y en zonas legendarias como "La Face de Bellevarde", una pista de competición mundialmente famosa con un desnivel de 959 metros, donde se celebraron los Juegos Olímpicos de Invierno de 1992 y los Campeonatos del Mundo de 2009. Pero no olvidemos el "ValPark", donde principiantes y veteranos del Free Style pueden esquiar cuesta abajo con total libertad. Para garantizar un aprendizaje seguro, la estación ofrece a los principiantes y a las familias zonas especiales en el corazón de la estación donde pueden disfrutar de la nieve con toda tranquilidad. Además, los principiantes pueden utilizar gratuitamente varios remontes: el remonte Lanches en La Daille, más dos telesillas (Rogoney, Village) y otros dos remontes (Legettaz y Savonette) en el núcleo de Solaise. Por último, está el Village infantil: un parque reservado a niños de 1 año y medio a 3 años, supervisado por monitores profesionales durante todo el día.

Lujo y glamour en Val d'Isère?

El lujo y el glamour están a la orden del día en Val d'Isère, tanto dentro como fuera de las pistas, y es fácil entender por qué: se trata de una de las estaciones más sofisticadas de Francia. Este alto nivel tiene su encanto, pero también sus inconvenientes... Algunas partes del presupuesto para una semana de esquí pueden alcanzar precios muy elevados, sobre todo en lo que se refiere al alojamiento. El precio medio de una noche en un hotel de tres estrellas puede costar entre 150 y 200 euros (en temporada alta). Se trata de establecimientos bien cuidados, idealmente situados y que ofrecen servicios prácticos. Los precios de los forfaits, por su parte, son similares a los de cualquier otra estación de esquí (incluidas las españolas); sin embargo, el número de pistas, la cantidad de kilómetros esquiables (300) y el impresionante entorno en el que se encuentra son incomparables: todo un lujo a un precio razonable que todo buen esquiador debería probar al menos una vez. Un forfait de un día (especialmente el Espace Killy) puede costar poco más de 40 euros. Esquiadores profesionales y rostros famosos (políticos, nobles, artistas famosos en general) se deslizan por las pistas de esta estación, que cuenta con hoteles de lujo junto a boutiques de moda (con marcas como Prada y Marc Jacobs) y tiendas de ropa de esquí (Killy Sports, entre otras). Y no se pierda los refinados restaurantes de alto nivel de Val d'Isère, donde los precios no son para todos los bolsillos... pero la comida es excelente. Las recetas alpinas, bien adaptadas a la Nouvelle Cuisine, definen la mayoría de estos establecimientos.

Qué hacer en Val d'Isère

Además de ser un destino predilecto para el entrenamiento de esquiadores profesionales, Val d'Isère es también un buen lugar para practicar todo tipo de deportes, especialmente los relacionados con el oro blanco. Tanto la estación como el pueblo destilan un intenso ambiente deportivo. Los hoteles y otros centros turísticos ofrecen diversas instalaciones para practicar ejercicio físico. Patinetes de nieve, conducción sobre hielo, parapente sobre la montaña, trineos tirados por perros, esquí de fondo, escalada en hielo, eslalon en el estadio Gérard Bonnevie (antiguo miembro del equipo francés de esquí) y patinaje sobre hielo son algunas de las actividades que le permitirán disfrutar al máximo del manto blanco de la montaña.

Para practicar otros deportes, puede dirigirse al centro deportivo y acuático de Val d'Isère, que cuenta con 5.000 metros cuadrados de instalaciones, de los cuales unos 800 metros cuadrados son piscinas (lúdicas y deportivas), mientras que el resto se reparte entre varios deportes: escalada (con un magnífico muro de entrenamiento), fitness, musculación, squash (dos pistas), así como fútbol, baloncesto y balonmano (en un pabellón polideportivo de 575 metros cuadrados).

Otro de sus activos es su ubicación a pie de pistas. Gracias a su disposición diáfana, podrá contemplar varias pistas mientras toma una clase de aeróbic, se da un chapuzón o incluso se atreve a girar la cabeza mientras escala el rocódromo. Los remontes más cercanos están a sólo 300 metros, por lo que muchos esquiadores llegan al centro con los esquís puestos. Las instalaciones se han inaugurado recientemente y son muy modernas. De hecho, abrieron sus puertas en diciembre de 2009, tras la remodelación del centro de prensa construido para los Campeonatos del Mundo de Esquí celebrados ese mismo año.

Cuando cierran las pistas, los esquiadores se reúnen en los bares y pubs, que en la mayoría de los casos tienen ambiente de baile y música (a veces incluso en directo). Muchos optan por salir de fiesta en las numerosas discotecas, casi todas con música tecno. Una de ellas (Doudoune) está completamente nevada, ya que se encuentra en el cruce de varias pistas de esquí.

En este pueblecito también se puede participar en clases de yoga, pilates o incluso repostería, descubrir cómo se elaboran los quesos de Saboya en una granja o incluso hacerse un cuadro; pero tampoco faltan las tiendas (sobre todo de alimentación, ropa deportiva y moda como Prada).

Los amantes de la nieve también pueden experimentar la emoción de vivir en un iglú, participando en una actividad que incluye un paseo en helicóptero por la montaña, un paseo en moto de nieve, una cena a 2.400 metros de altura y un descenso iluminado con antorchas, entre otras sorpresas...

Por supuesto, tras una intensa jornada de trabajo, los esquiadores no se quedarán al margen: podrán relajarse y aprovechar las instalaciones del hotel. Puede optar por hoteles de estilo alpino (muy acogedores, con decoración tradicional y muebles de madera), o por hoteles muy modernos (con un ambiente innovador y tecnología punta en cada habitación). Pero todos comparten algunos pequeños detalles muy útiles: están situados cerca de las pistas (a algunos incluso se puede llegar directamente con los esquís puestos), tienen mucho espacio (perfecto para moverse en traje de nieve) y cuentan con un spa y un salón de belleza o estética donde dejarse mimar: ¡la mejor forma de acabar el día!

Qué comer en Val d'Isère

Uno de los tesoros mejor conservados de Val d'Isère es su gastronomía. Ingredientes de calidad, recetas típicas saboyanas felizmente adaptadas a nuestros tiempos y una carta de vinos bien surtida son los ingredientes de estos distinguidos restaurantes que, rodeados o no de un hotel, se esconden en las encantadoras calles de piedra de este pueblo alpino. He aquí tres ejemplos: Tsanteleina: en el hotel del mismo nombre, con un menú diario a 25 euros, que se parece mucho más a un menú degustación por su copiosidad, calidad y originalidad; La Fruitière: platos de primera calidad en un marco inolvidable a media ladera, en una elegante lechería de ambiente recreado, con vinos que cuestan hasta 3.000 euros la botella -¿algo a evitar en tiempos de crisis? y L'Arolay: en el barrio de Le Fornet, perfecto para saborear la auténtica y excelente cocina saboyana. En Val d'Isère, como en muchos pequeños pueblos de los Alpes, el queso es el protagonista de la mayoría de las recetas. Elaborados con leche de vaca (Tarine, Abondance y Montbéliarde) o de cabra (Alpine) criadas en alta montaña, estos quesos son fruto de un proceso de producción tradicional. Con este producto lácteo se preparan platos típicos de la región como la Fondue Savoyarde, con quesos Beaufort, Emmental y Abondance; la Tartiflette, un gratinado de patatas, cebollas, tocino ahumado y queso Reblochon; y la Raclette, el famoso plato de queso fundido acompañado de patatas cocidas y charcutería. También es tierra de vinos, sobre todo blancos, que suelen ser muy frescos y afrutados. Los tintos (Pinot Noir, Mondeuse y Gamay) son decentes y fáciles de beber.

Val d'Isère, escenario de grandes competiciones

Cuna de esquiadores profesionales, patria de adopción de los aficionados a la nieve polvo y estación de entrenamiento favorita de los grandes del esquí. Esto es Val d'Isère: la cima de las pistas de esquí (y del esquí fuera de pista). Así que no es de extrañar que haya sido elegida como escenario de algunas de las competiciones más importantes del deporte blanco. Uno de estos grandes acontecimientos tuvo lugar en 1992, cuando la ya legendaria pista de Bellevarde fue escenario de cuatro de las cinco pruebas masculinas de esquí alpino de los Juegos Olímpicos de Invierno de Albertville. En varias ocasiones, ha sido la sede de la Copa del Mundo de Esquí Alpino, como en 2009. Más de 70 países de la Federación Internacional de Esquí participaron en esta competición.

Desde hace más de medio siglo, Val d'Isère celebra también el Critérium de la Première Neige, competición creada para prolongar la temporada de entrenamiento de esquí alpino inaugurándola en diciembre (en lugar de enero, como era habitual). Val d'Isère ha sido cuna de algunos de los más grandes nombres del esquí: Henri Oreiller, que ganó dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de St. Moritz (Suiza); las hermanas Marielle y Christine Goitshel, que ganaron el oro olímpico en los Juegos Olímpicos de Innsbruck (Austria), e Ingrid Jacquemod (en la foto), que ganó la Copa del Mundo de esquí alpino y subió cinco veces al podio.

El famoso Jean-Claude Killy, que dio nombre a la estación de esquí, ganó tres medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Grenoble. Está vinculado a Val d'Isère desde su infancia.