Arabia Saudí: Un grandioso viaje a los orígenes del Islam

Extendida a lo largo del Mar Rojo y el Golfo Arábigo, Arabia Saudí es, con diferencia, el país más grande de la península arábiga. Su desierto se extiende hasta donde alcanza la vista y ocupa una superficie cuatro veces mayor que la de Francia. La mayor parte del reino saudí está ocupada por el Rub' al-Khali, literalmente el Barrio Vacío. Es la mayor extensión ininterrumpida de arena del mundo.

Sin embargo, este territorio desértico alberga algunos yacimientos majestuosos, algunos de los cuales tienen poco que envidiar al yacimiento de Petra, en Jordania. Me viene a la mente la antigua ciudad nabatea de Madahine-Saleh, con sus tumbas magníficamente conservadas y un número de turistas casi inexistente. Hay que decir que, durante mucho tiempo, este fascinante destino cultural no estuvo realmente abierto al turismo... ¡pero eso está a punto de cambiar!

Al oeste del país, la cordillera de Asir, que desciende hasta el mar Rojo, alcanza los 3.000 metros en Jebel Sawdah y aporta un poco de diversidad a este mundo de dunas... Aquí, la fauna no se limita a los rebaños de camellos: también pueden verse gacelas, algunos leopardos y babuinos. Gran parte de esta región está clasificada como Parque Nacional. La ciudad deAbha es el punto de partida ideal para una excursión al Parque Nacional de Asir.

A sólo 60 km se encuentran las ruinas del pueblo de Habella, encaramado en la ladera de una montaña con vistas a campos en terrazas. También merece la pena visitar la fortaleza de Najran, de la época preislámica. Al norte, cerca de Jubbah, podrá admirar pinturas rupestres que datan de hace más de 5.000 años.

Desierto, montañas y mar. Arabia Saudí limita al oeste con el Mar Rojo y al este con el Golfo Arábigo. El Mar Rojo es un paraíso para los submarinistas, uno de los mejores lugares del mundo para bucear. Si se piensa en Egipto, Israel o Jordania, se olvida que Arabia Saudí posee la costa más larga del Mar Rojo.

Incluso hay un paradisíaco archipiélago bañado por sus deliciosas aguas: las islas Farasan. Más de 80 islas e islotes de coral situados a cuarenta kilómetros de la costa de la ciudad saudí de Jizan, en el extremo suroeste de Arabia. Además de una rica fauna acuática, quizá tenga la suerte de avistar un dugongo, sorprendente mamífero marino de la familia de los manatíes.

En este interminable desierto arenoso surgen algunas ciudades ultramodernas al borde de verdes oasis. Oasis urbano en medio del desierto, la capital Riad atrae a los hombres de negocios. La Meca y Medina están reservadas sólo a los musulmanes. Los musulmanes pueden admirar la Kaaba en la Gran Mezquita de La Meca, que alberga una de las torres más altas del mundo: la Torre Real del Reloj de La Meca, ¡de 601 metros de altura!

Por otra parte, un viaje en el tiempo le espera en la antigua Yeda, la más agradable de las grandes ciudades saudíes, a un mundo de distancia de los rascacielos de la moderna Riad. Bordeando la orilla oriental del Mar Rojo, la antigua Yeda, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2014, conserva algunas de las antiguas casas-torre construidas en coral que datan del siglo XVIII. También cuenta con algunos de los zocos más interesantes del país.