Paseos a pie, en bicicleta y en coche atemporales
Cuando visite la región bretona de Morbihan, una excursión a la Côte Sauvage de Quiberon es imprescindible si quiere sentirse en el fin del mundo. El espectáculo comienza al cruzar el istmo de Penthièvre, una delgada franja de tierra y arena que une la península de Quiberon con tierra firme. En coche, bajo un cielo azul y con música de fondo, el momento es mágico. Se divisa la bahía de Quiberon a un lado y el océano Atlántico al otro.
Una vez disfrutada la vista, se pasa a la Côte Sauvage, que se extiende desde Saint-Pierre-Quiberon, y más concretamente el pueblo de Portivy, hasta el castillo de Turpault, en Quiberon. Entre playas, calas y acantilados, con pocas instalaciones turísticas, los paseos son ricos. Naturaleza en estado puro.