Siga los 8 kilómetros de senderos costeros (el GR34) a lo largo de la Côte Sauvage para disfrutar de un paseo inolvidable. La sucesión de acantilados rocosos y playas de arena fina es de una belleza hechizante. Puede llevar su cámara de fotos, siempre que no juegue al trompe-la-mort en los acantilados.
Se puede acceder en coche a varios miradores, sobre todo a la Pointe du Percho, pero la forma más agradable de explorar la costa es a pie o en bicicleta por la vía verde.