Auténtico crisol de culturas, la arquitectura del Palacio de Rumine es fascinante. Construido entre 1891 y 1906 gracias al legado de un rico heredero ruso, Gabriel de Rumine, el palacio es una pequeña joya representativa de la alta nobleza.
Aunque su aspecto es esencialmente neoflorentino, el palacio recurrió a una serie de técnicas poco comunes en su época, como su tejado y losas de hormigón y sus grandes ventanales acristalados. Su entrada, con una escalera laberíntica, marca la pauta. El arquitecto francés Gaspard André se inspiró para el atrio en la escalera diseñada por Miguel Ángel para la Biblioteca Laurenciana de Florencia.