Los orígenes de este carnaval de fama internacional están más cerca de lo que cree. En realidad, la tradición tiene su origen en los griegos y los romanos. Sí, la costumbre de pasar el día y la noche emborrachándose procede de la fiesta de Baco, el dios romano del vino y la embriaguez, o de la fiesta de Saturnalia, que celebra el solsticio de invierno. Era el momento de olvidar todas las preocupaciones cotidianas y cambiar de aspecto. Amos y soldados intercambiaban sus ropas, y durante unos días ya no había clases sociales, sólo un pueblo unido en la alegría y el júbilo.
Otras tradiciones se mezclaban con éstas, como los carnavales de París y Niza. Estos bailes de máscaras, reservados a la élite, tomaron poco a poco las calles, para nuestro deleite.
Algunos creen también que es la última fiesta en la que todo está permitido antes del comienzo de la Cuaresma, periodo del calendario cristiano en el que están prohibidos el alcohol y otros placeres de la vida.