Cuando el revisor hace sonar su silbato, los visitantes son transportados a un viaje intemporal a los años 1900. Sin perder el aliento, el tren de vapor inicia su recorrido en la estación de Noyelles, punto de partida del ferrocarril, en funcionamiento desde 1887.
El viaje en tren es un homenaje a la lentitud, y los pasajeros se toman su tiempo para pasear y contemplar el paisaje. A 20 kilómetros por hora, el tren arranca junto a la esclusa de Saint-Valéry-sur-Somme, y luego se sumerge en las marismas y praderas saladas. A continuación, bancos de arena, marismas, estanques y canales... todo un cambio de paisaje. No muy lejos de los canales, los visitantes más afortunados podrán avistar ovejas de los prados salados, caballos Henson o cigüeñas.