Descubrir la ruta del vino de Córcega

En esta ruta de los vinos corsos, nuestro viaje comienza en el norte de la isla, pero no en el extremo norte, que será nuestro punto de llegada, sino alrededor del golfo de Saint-Florent, donde se produce Patrimonio. Los viñedos de la DOC se extienden por los municipios de Patrimonio, Barbaggio, Saint-Florent, Farinole, Oletta, Poggio d'Oletta y Santo-Pietro-di-Tenda.

Este rincón de Haute-Corse produce vinos notables que deben su alta calidad a la pericia de los viticultores. Elaborados a partir de uvas Vermentino, los vinos blancos están llenos de bouquet, mientras que los tintos y rosados se elaboran con Nielluccio y una pequeña proporción de Garnacha, Sciaccarello y Vermentino. Esta combinación confiere a los tintos un cuerpo pleno y robusto.

Un poco más lejos, a lo largo de la costa oeste de la ciudad, se llega a Calvi, alrededor de la cual se extienden los viñedos de la AOC Corse Calvi, que abarca los cantones de Belgodère, Calenzana, Calvi e Ile Rousse. Sólo 12 productores trabajan las 276 hectáreas de este viñedo, cuyos vinos no ocultan su carácter franco y su fuerte personalidad. Combina a la perfección con la magnífica región de Balagne, con sus pueblos en lo alto de las colinas que miran al mar.

Siempre a lo largo de la costa, un poco más al sur, se abre un panorama de luz, playas, picos rocosos y acantilados, con pequeñas islas a lo lejos... Es en este marco encantador donde se descubre Ajaccio y, sobre todo, sus viñedos. 240 hectáreas están clasificadas como AOC y, junto con la AOC Patrimonio, son una de las dos únicas denominaciones que han sido objeto de un decreto específico.

Con 2.750 horas de sol al año, la Sciaccarello, la variedad de uva negra estrella de este terruño, expresa todo su carácter, produciendo vinos tintos con aromas de grosella negra y almendra y una estructura armoniosa. Los blancos, elaborados casi exclusivamente con Vermentino (aunque se permite algo de Ugni blanc), son minerales y florales.

A la salida de Ajaccio, se divisa el sur de Córcega, con su paisaje árido y ventoso. Aquí reina la AOC Vin de Corse Sartène, con viñedos de 163 hectáreas en las laderas de Ortolo y Rizzanese. Lo que hace tan especial a este vino es que envejece en barricas de roble y luego en toneles. Podría describirse como un puño de hierro en un guante de terciopelo.

A la parte más meridional de Córcega se llega con el que sin duda es el viñedo más antiguo de Córcega, el AOC Vin de Corse Figari. Abarcando los municipios de Figari, Monacia-d'Aullène y Pianottoli-Caldarello, los viñedos están sometidos a un clima duro y ventoso. A pesar de ello, los vinos que aquí se producen, elaborados con Vermentino (para los blancos) y Carcajolo Nero, Garnacha, Niellucio y Sciaccarello (para los tintos y rosados), aunque corpulentos, poseen una gran finura.

La ruta del vino de Córcega nos lleva ahora a la costa oriental de Córcega. Situados alrededor de la ciudad de Porto-Vecchio, los viñedos de la AOC Vin de Corse Porto-Vecchio se extienden a lo largo de 90 hectáreas entre Solenzara y Bonifacio. Elaborados con uvas Niellucio, Sciaccarello y Garnacha, los tintos son elegantes y redondos. Los blancos, secos y afrutados, se elaboran exclusivamente con Vermentino.

La ruta continúa hacia el norte. Los viñedos de la AOC Vin de Corse se extienden entre Salenza y Bastia, cubriendo una superficie de unas 1.700 hectáreas. Aunque los vinos de estos viñedos no gozaban de buena reputación hace tan sólo unos años, en la actualidad son de excelente calidad, gracias sobre todo a la utilización de variedades de uva antiguas. Los vinos de la DOC Vins de Corse tienen un bouquet notable en los tintos y un agradable sabor afrutado en los blancos.

El final de este recorrido por Córcega nos lleva al norte de la isla, a Cap Corse. Aquí se produce el AOC Muscat du Cap Corse, con sus complejos aromas de higos, avellanas, fruta confitada y cítricos, su largo final y su suavidad, que lo convierten en uno de los mejores Muscats del mundo.

En Figari, el Domaine de Peretti della Rocca le da la bienvenida en un entorno suntuoso: en medio de los viñedos. Esta encantadora casa, decorada con un estilo cálido y moderno, dispone incluso de una piscina infinita con vistas a los viñedos. En el restaurante de la finca, los productos locales son los protagonistas, acompañados, por supuesto, de una deliciosa copa de vino. En resumen, un lugar íntimo para todos los epicúreos.