Lo primero es lo primero. A la entrada de la ría de Etel se encuentra la famosa Barre d'Etel, temida por generaciones de marineros. La Barre d'Etel es un banco de arena submarino que se forma con la marea alta o baja y se mueve con los vientos y las corrientes. El mar rompiendo en toda su longitud crea un espectáculo natural impresionante, pero a veces hace que la barra sea intransitable para los barcos. Auténtica pesadilla para los navegantes, la zona es rica en historias de dramáticos naufragios, como el del bote de Alain Bompard en 1958, en el que perecieron 5 personas.
La mortífera Barre d'Etel sigue infundiendo miedo y fascinación tanto a los visitantes como a los viejos lobos de mar. Para contemplar la coreografía de las olas chocando con el banco de arena, no hay mejor lugar que el semáforo de Plouhinec, que ayuda a las embarcaciones a atravesar el peligroso paso y ofrece una impresionante vista de la inmensidad del océano. Para completar la extraña magia del lugar, hay una larga playa salvaje con dunas desordenadas y un antiguo cementerio de barcos en las cercanías, que también evoca un mundo imaginario lleno de fantasmas marítimos.