Pelekas y el Trono del Káiser, vista panorámica de Corfú

Mientras que las costas de Corfú están reservadas principalmente a los balnearios, es en el interior donde encontrará pueblos más auténticos, como Pelekas. Pelekas es un pequeño pueblo rural con vistas a las onduladas llanuras del centro de Corfú, con sus olivares e hileras de cipreses.

Llegar a Pelekas no es tarea fácil. Lo mejor es dejar el coche y explorar el pueblo a pie: pronto habrás recorrido las callejuelas, pero en un auténtico pueblo griego, también puedes dejar pasar el tiempo tranquilamente en la terraza a la sombra de un café... La consigna en Pelekas es: ¡no tengas prisa!

No hay mucho que visitar en Pelekas, aparte de su famoso observatorio, el Trono del Kaiser. Encaramado en una roca a 270 m de altitud, este promontorio ofrece una vista de 360° de todo Corfú: ¡simplemente magnífico! Si el tiempo acompaña, se encontrará en la cima del Trono del Káiser durante la puesta de sol, una de las imágenes más bellas de las vacaciones.

A continuación, baje a Pelekas para pasar la noche: es el momento en que el pueblo está más animado, con sus tabernas tradicionales y algunos bares para tomar una copa. ¿Por qué no pasar la noche aquí?

No se deje engañar por el ambiente rural de Pelekas: la costa no está realmente lejos. En algunos lugares, el relieve de Corfú se sumerge sin solución de continuidad en el mar, creando paisajes tan abruptos como espectaculares. Es el caso, por ejemplo, de la playa de Mirtiotissa, una diminuta franja de arena al pie de un acantilado a la que se accede por un empinado sendero. Naturistas y textiles se codean aquí sin aspavientos.

Más formal, pero también más grande, la playa de Glyfada ofrece un cóctel más común en Corfú: arena dorada, sombrillas y tumbonas, y hoteles y alojamientos a pie de playa, para poder quedarse con los pies en el agua. El mismo ambiente se respira en la playa de Kontogialos, también conocida como playa de Pelekas, y más al sur, en la localidad costera de Agios Gordios. Hay mucho donde elegir a la hora de bañarse.

Volviendo al tema del auténtico pueblo griego, merece la pena visitar Sinarades. La ecuación es sencilla: si le gustó Pelekas, también le encantará la autenticidad de Sinarades.