El puente colgante de Capilano, un original paseo cerca de la ciudad

El Parque de Capilano hay que ganárselo. Para llegar, hay que cruzar el famoso puente colgante del mismo nombre. Una vez en el puente, tus pies estarán a 137 m sobre un cañón de 70 m de profundidad. Es decir, más de 200 m sobre el suelo. El puente, la atracción más antigua de Vancouver, se construyó en 1889. Sin embargo, la versión actual se reformó en 1956. En el parque, el Cliffwalk a lo largo del acantilado y la Treetops Adventure son accesibles con la misma entrada que para el puente.

El primero, el Cliffwalk, es un largo paseo sobre pasarelas de madera que siguen la curva de granito de un precipicio sobre el río Capilano. Con 213 metros de longitud, ofrece magníficas vistas del bosque y el cañón. En toda su longitud sólo se sostiene en el aire gracias a 16 puntos de anclaje en el acantilado, y además de ser una auténtica proeza técnica, garantiza que el paseo tenga un impacto mínimo en su entorno.

En cuanto a la segunda, la Treetops Adventure, se trata de un recorrido de pasarelas que conectan los árboles del bosque, una inmersión total en el ecosistema del oeste canadiense. Además, al igual que el Cliffwalk, esta atracción limita su impacto en el entorno forestal gracias a su sistema de fijación. A diferencia de otros recorridos arbóreos o accrobranch, las pasarelas no impiden el crecimiento de los árboles gracias a uninnovador sistema de fijación que no los atraviesa. Además, la madera de toda la pasarela procede del reciclaje de antiguos elevadores de grano de la región. Sumérgete en esta lupa del ecosistema de la selva tropical del oeste de Canadá,

También hay un centro de historia donde se puede aprender más sobre el lugar y la tribu kia'palano que lo habitaba. El nombre de la tribu significa "río hermoso", obviamente en referencia al río que cruza el puente de Capilano. Descubrirá que la mayoría de las estatuas del parque fueron talladas por los descendientes de los indígenas. Era una forma de devolver la tierra a sus habitantes originales antes de que George Grant Mackay se hiciera con estas 6 hectáreas de bosque en 1888 para construir su cabaña y el famoso puente.

Por supuesto, hay mucho que comer y beber in situ. Sin embargo, le aconsejamos que traiga su propio picnic. Con muchas mesas para elegir, podrá escoger su propio lugar para comer, ya sea un sitio tranquilo o uno con unas vistas encantadoras. Para hacer la digestión, nada mejor que elegir entre los diversos senderos del parque. Uno de ellos es especialmente interesante: de 2,6 km, comienza en la presa de Cleveland y pasa por una piscifactoría de salmones, dos puntos de interés que merece la pena visitar.