Lierre, la hermana pequeña de Brujas, a tiro de piedra de Amberes

Lierre, pequeña ciudad flamenca de la provincia de Amberes, se encuentra a menos de 20 kilómetros de Amberes y a menos de 50 kilómetros de Bruselas. Su situación, cerca de las principales vías de comunicación de Bélgica y, sin embargo, tan tranquila, la convierte en una pequeña ciudad para visitar si desea empaparse de la cultura belga y salirse de los caminos trillados. Aún muy desconocida para los propios belgas, ofrece sin embargo multitud de actividades para descubrir en familia o como escapada romántica. Pasear por el corazón de la ciudad, hacer un crucero por el río Nèthe, visitar la ciudad en bicicleta, pasear por su arquitectura medieval, su campanario y su plaza mayor... es hora de conocer esta encantadora pequeña ciudad del norte de Bélgica.

La Torre Zimmer y su famoso reloj son seguramente el monumento más emblemático de la ciudad. La torre es un vestigio de las murallas de la ciudad, pero su reloj tiene una historia muy especial. Louis Zimmer, artista de la ciudad de Lierre, hijo de un relojero y relojero él mismo, era un apasionado de la astronomía. Dedicó más de 5 años a diseñar y construir su reloj. El reloj que hoy se alza orgulloso en lo alto de la torre es absolutamente único. Muestra en tiempo real no menos de 13 indicaciones relacionadas con el espacio-tiempo. Indica la hora y la fecha, así como las fases de la luna, el zodiaco, las mareas del Nèthe, un globo terráqueo y la ecuación del tiempo. Es una obra extraordinaria que no verá en ningún otro sitio. Tras crear su reloj, Zimmer decidió regalarlo a la ciudad de Lierre para celebrar el centenario de Bélgica. La ciudad decidió exponerlo en una torre de la ciudad, una antigua torre medieval, la Torre Cornelius, para disfrute de todos los ciudadanos. La Torre Zimmer se inauguró en 1930.

El rey Alberto I, impresionado por este reloj, encargó a Zimmer un reloj astronómico para la Exposición Universal de 1935. Observando la finura de esta nueva creación, el artista fue felicitado por el propio Albert Einsten. En la actualidad, la torre alberga un museo de astronomía. Cuenta 5 euros y 45-50 minutos de visita.

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Antaño, los pescadores de anguilas navegaban por el Nèthe en barcas de fondo plano. Sin motores ni velas, las pequeñas embarcaciones iban a la deriva y eran arrastradas por la marea. Durante la travesía, los pescadores arrastraban las redes por la corriente. Las anguilas que remontaban el río quedaban atrapadas. Esta técnica de pesca, prohibida en 1974, era exclusiva de la ciudad de Lierre. En 1981, los pescadores decidieron revalorizar sus embarcaciones y las transformaron en pequeñas barcas para recibir a los turistas en un paseo por el río. Estas mismas barcas se han reformado ahora para recibir a los excursionistas en un relajante crucero.

Las salidas tienen lugar del 1 de abril al 31 de octubre, los fines de semana.

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Bootjevarenin Lier

Al igual que el beguinaje de Brujas (enlace), el de Lierre también merece una visita. Pintoresco laberinto, vestigio de la vida de las monjas en la Edad Media, el beguinaje era un lugar donde vivía una comunidad de mujeres, a menudo viudas o solteras. Viviendo como monjas, pero sin haber hecho los votos eclesiásticos, el sistema de beguinaje fue mal visto antes de ser finalmente aceptado por la Iglesia. Estas mujeres vivían en un grupo cerrado de viviendas, gracias al bordado, el tejido y la confección de encajes. El beguinaje de la ciudad de Lierre cuenta con 162 casas y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.

Como muchas ciudades de Bélgica y del norte de Francia, Lierre tiene su propio campanario en la plaza principal. Fue construido en 1369 en estilo gótico. Rápidamente se impuso como símbolo de independencia para los habitantes, ya que alberga las cartas de libertades adquiridas por la ciudad. Desde 1999, el monumento es también Patrimonio Mundial de la UNESCO.

La ciudad de Lierre no es muy grande, por lo que podrá recorrerla fácilmente a pie. Durante el paseo se encontrará con otros monumentos importantes. Como la iglesia de Saint Gommaire, o el Hôtel-Dieu Sint-Anna y Sint-Joachim. También podrá contemplar hermosos murales y grafitis del artista Joachim Lambrechts. Además, la ciudad cuenta con un pequeño oasis de verdor, un parque donde los patitos disfrutan de un día tranquilo junto al estanque. Es el lugar perfecto para un picnic con los niños o un romántico reencuentro sobre la hierba.