Descubra la cultura qatarí a través de las artes, el patrimonio y las tradiciones, y visite los museos y monumentos más bellos del país.

Un salto a la historia en el Museo Nacional de Qatar

Diseñado por el arquitecto Jean Nouvel, ganador del Premio Pritzker, el Museo Nacional de Qatar abrirá sus puertas en 2019 en la Corniche de Doha. El edificio, de 40.000 m², presenta un diseño espectacular que recuerda a una rosa de arena con pétalos gigantes intercalados. De hecho, el edificio, de 350 metros de largo, está atravesado por 539 discos aleatorios entrelazados que le dan su emblemática forma. Toda una proeza tecnológica.

A través de sus 11 galerías, el museo engloba las colecciones del antiguo palacio real restaurado del jeque Abdullah bin Jassim Al-Thani, en torno al cual está construido. Los visitantes pueden descubrir una gran cantidad de objetos arqueológicos y patrimoniales, y aprender más sobre la historia y las tradiciones antiguas y contemporáneas de Qatar, como la pesca de perlas, ¡con más de 1,5 millones de perlas expuestas! Es un lugar fascinante, con una escenografía que promete muchas sorpresas...

Arte islámico en el MIA

El Museo de Arte Islámico (MIA) de Doha es obra del arquitecto chino Ieoh Ming Pei, ganador del premio Pritzker y autor de la famosa pirámide del Louvre. Este soberbio edificio tiene una intrigante curiosidad: en lo más alto, dos aberturas asemejan los ojos de una mujer con velo. No importa en qué lugar de Doha se encuentre, tendrá la impresión de que ella le devuelve la mirada...

Repartidas en cuatro plantas, el MIA alberga una de las mayores colecciones de arte islámico del mundo, que abarca 14 siglos de historia artística. Las exposiciones permanentes y temporales muestran piezas asombrosas procedentes de todos los rincones del planeta. Hay 18 galerías en total, por lo que es imposible mostrarlas todas, pero no se pierda el manuscrito Shahnameh, el astrolabio planisférico y la placa de esmeralda tallada.

La artesanía como hilo conductor

A orillas del Wadi Musheireb, en Doha, el zoco Waqif es uno de los centros neurálgicos de la ciudad. Deambulando por sus sinuosas callejuelas, uno se siente transportado en el tiempo mientras los rascacielos de la capital asoman tras los tradicionales edificios revestidos de barro. Aquí se puede encontrar de todo, desde especias y souvenirs hasta artesanía local. Incluso hay una parte dedicada a los halcones y otra a los establos.

No dude en detenerse un momento en la tienda de perlas regentada por un antiguo pescador de perlas, que le contará cómo Qatar fue en su día pionero en la industria de las perlas, y podrá admirar (o comprar) magníficas joyas. Si prefiere el oro, diríjase al Zoco del Oro: collares, elaborados tocados, objetos de uso cotidiano... ¡siempre encontrará lo que busca! Las joyas de oro son especialmente importantes en las tradiciones de Oriente Próximo.

La meca del arte qatarí

Las calles de Souq Waqif se llenan al anochecer. A veces, grupos toman una calle o una plaza para ofrecer un espectáculo cultural. Si visita Qatar durante el Eid, probablemente tendrá la suerte de presenciar espectáculos callejeros o desfiles con trajes tradicionales al son de címbalos y panderetas. Pero sea cual sea la época, el arte está por todas partes en el zoco Waqif, y cada patio abierto suele ser una excusa para montar una exposición.

En pleno corazón del mercado, el Centro de Arte Souq Waqif es una visita obligada para todos los amantes del arte. En su interior, artistas de todo el mundo ponen a la venta sus obras, a menudo inspiradas en el arte islámico y de Oriente Próximo. Los visitantes pueden verlos trabajar en sus estudios e incluso asistir a una clase con ellos. El edificio en sí merece una visita, con su espléndido trabajo en madera y sus coloridas linternas.

Descubrir la gastronomía local

Con sus mil puestos de especias, restaurantes y vendedores ambulantes, el zoco Waqif es el lugar perfecto para conocer la cocina qatarí. Las especialidades del país se basan generalmente en cordero o pollo a la parrilla acompañados de arroz y ensalada. Se puede saciar la sed con grandes vasos de té y disfrutar de kunafas o baklavas de postre.

Escapada a la aldea cultural de Katara

Al norte de Doha, la Aldea Cultural de Katara pretende ser un puente entre Qatar y el resto del mundo. Todos los edificios de la zona están dedicados a la cultura, desde el planetario Al Thuraya hasta el anfiteatro de estilo griego y las numerosas galerías de arte y estudios de artistas. A lo largo del año, la aldea organiza actos culturales en los que participan artistas de todo el mundo: infórmese aquí sobre el programa.

Dos mezquitas se alzan orgullosas en el pueblo cultural de Katara. La resplandeciente Mezquita Dorada está decorada con finos azulejos dorados que reflejan los rayos del sol. La mezquita de Katara, más imponente, está decorada con motivos persas y turcos. Cerca, sus palomares tradicionales contrastan con el horizonte de Doha. Centros comerciales, restaurantes y playas ofrecen agradables descansos del calor.

Inmersión en el arte moderno en el Mathaf

Situado en el corazón del distrito de la Ciudad de la Educación de Doha, el edificio de dos plantas que alberga el Museo Árabe de Arte Moderno (Mathaf) albergaba originalmente una escuela y fue renovado por el arquitecto francés Jean-François Bodin. La colección permanente del museo cuenta con más de 9.000 obras de los siglos XIX, XX y XXI. A esta extensa oferta se añaden periódicamente exposiciones temporales.

Las pinturas, esculturas, caligrafías y otras obras contemporáneas expuestas en el Mathaf son momentos de la historia del mundo árabe congelados en el tiempo, vistos a través de los ojos del artista. Se exploran temas sociopolíticos insólitos, como el poscolonialismo y la industria petrolera, que rompen nuestras ideas preconcebidas eurocéntricas. Salimos de aquí con una nueva visión de la Península Arábiga.

Obras públicas que no hay que perderse

En Qatar, el arte no sólo se encuentra en los museos. En Doha y en todo el país hay muchas obras públicas de artistas a veces muy famosos. Su descubrimiento comienza nada más llegar al Aeropuerto Internacional Hamad con la instalación 8 Oryx, de Tom Claasen, el oryx es el animal nacional de Qatar. Al lado está Flying Man, de Dia al-Azzawi, un conjunto de dos esculturas que rinden homenaje a la aviación.

También en el aeropuerto, Lamp Bear, de Urs Fischer, es un oso de peluche gigante que evoca la infancia. Cosmos, de Jean-Michel Othoniel, es una interpretación artística del astrolabio expuesto en el MIA. Al salir del vestíbulo de llegadas, se encuentra Desert Horse (Caballo del desierto ), de Ali Hassan Al-Jaber, un ensamblaje de la letra árabe ن en varias formas que representa un caballo del desierto.

En Doha, no se pierda The Challenge 2015, de Ahmed El Bahrani, que el artista describe como "manos más grandes que la vida que alcanzan el cielo". La increíble Maman, de Louise Bourgeois, que representa la maternidad y la fuerza, puede no gustar a los aracnofóbicos, que pueden recurrir a Perceval, de Sara Lucas, que representa un caballo de tiro, o a Los tres monos de Gandhi, de Subodh Gupta, que recuerda la metáfora de Gandhi de los tres monos.

La más sobria torre de acero de 25 metros de Richard Sierra, 7, subraya la importancia del número en la cultura islámica. Por nuestra parte, tenemos debilidad por El viaje milagroso, de Damien Hirst, que ilustra el desarrollo de un feto a través de 14 esculturas. Pero nuestra obra favorita es sin duda La fuerza de la naturaleza II, de Lorenzo Quinn, que representa a la Madre Naturaleza haciendo girar el mundo.

Otras obras que merece la pena contemplar son Humo, de Tony Smith, El Pulgar, de César Baldaccini, y Oriente encantado, de Dia al-Azzawi. También hay numerosos murales por toda la ciudad. Pero alejémonos un momento de la capital para descubrir East-West/West-East de Richard Serra. En pleno desierto, cuatro losas de acero de 14 metros emergen del suelo rocoso, invitándonos a reflexionar sobre la soledad y el paso del tiempo.

Fuerte de Al Zubarah, Patrimonio Mundial de la UNESCO

En el noroeste de Qatar, la ciudad costera de Al Zubarah vivió su apogeo a finales del siglo XVIII como importante centro perlero y comercial. Sin embargo, la ciudad se deterioró en el siglo XX y poco a poco fue cubierta por la arena del desierto. En cambio, el fuerte de Al Zubarah sigue en pie. Construido en 1938, se caracteriza por su forma cuadrada, con torres circulares y una torre rectangular. Es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 2013.

Otros fuertes que descubrir para retroceder en el tiempo

Aunque no figuran en la lista de la UNESCO, los fuertes de Al Thaqab y Al Kayak también merecen una visita. A poca distancia de Al Zubarah, ambos datan del siglo XIX y están magníficamente bien conservados. Al acercarse a ellos, uno se siente transportado 200 años atrás o más al descubrir las reliquias arqueológicas y los artefactos expuestos.

Construido a principios del siglo XIX, el fuerte de Zekreet se utilizaba con fines defensivos. Es cierto que está peor conservado que los anteriores, pero es el único del oeste del país. Si no le apetece ir tan lejos, puede visitar el fuerte de Al Koot, en el corazón de Doha. Antaño comisaría de policía y luego prisión, hoy es un museo de artesanía tradicional qatarí.