Conoce a las tortugas gigantes de la Isla de la Prisión

La isla de la Prisión tiene un nombre muy enigmático. Originalmente fue privatizada por el primer sultán de Zanzíbar como lugar de detención de esclavos rebeldes. Más tarde se transformó en prisión, pero nunca llegó a utilizarse. Más tarde se convirtió en un centro de cuarentena para enfermos de fiebre amarilla. No fue hasta 1919 cuando su función se hizo más agradable, ya que acabó albergando 4 tortugas gigantes de Galápagos, regaladas a Zanzíbar por el gobernador de las Seychelles. Pero a partir de entonces, unos traficantes empezaron a robarlas y a venderlas. En respuesta, el gobierno de Zanzíbar puso en marcha un programa para proteger a sus tortugas gigantes. Hasta la fecha, la pequeña isla cuenta con no menos de 200 tortugas. Algunas de estas grandes damas son casi dos veces centenarias.

La isla de la Prisión es fácilmente accesible desde Stone Town. Inevitablemente, al pasear por sus calles, los pescadores o los chicos de la playa le abordarán para ofrecerle una excursión. Hay dos opciones. La agencia de viajes con los grandes barcos, fáciles de encontrar y a un precio fijo. O el pequeño pescador, con el que hay que negociar. La ventaja del pequeño pesquero es que le ofrece una experiencia más auténtica y relajante. El precio de la excursión varía en función de la opción que elija y, sobre todo, de su capacidad de negociación. Se tarda unos 20 minutos en llegar a Prison Island desde Stone Town y medio día en disfrutar al máximo de la isla y sus alrededores. Puede alojarse en el único hotel de la isla. Pero hay más opciones en Stone Town.

Cuando visite el santuario de tortugas gigantes (espere al menos 30 minutos), quedará maravillado por sus impresionantes caparazones. A continuación, conocerá el programa de protección establecido por el Gobierno para salvaguardar a estos gigantes centenarios. A continuación, tendrá tiempo de sobra para pasear junto a ellos. Podrá tocarlas, acariciarlas y darles de comer. Pero no olvide que son animales frágiles y que pueden sentir su contacto bajo sus grandes caparazones. Por eso hay que respetarlas a ellas y a su entorno. Y, sobre todo, ¡no te subas a sus lomos!

Aunque las tortugas gigantes son el principal atractivo de la isla, aproveche su excursión para descubrir más de su belleza oculta. No olvide el bañador, es hora de pasear por la playa y descubrir el océano para nadar en el majestuoso arrecife de coral que bordea la isla. Por lo general, el guía que elija podrá proporcionarle el equipo necesario para practicar snorkel (recuerde avisarle antes de partir). Todo lo que hay que hacer es zambullirse desde el barco en el arrecife de coral, que es un bello espectáculo para la vista. Practicar snorkel es fácil y está abierto a todos. La profundidad no suele superar los 2 metros. El lugar es uno de los más bellos del archipiélago, así que tendrá mucho que ver.

Tras admirar el fondo marino en busca de los peces más hermosos, se puede disfrutar de una visita a la antigua prisión y de una copa en el bar. El pasado histórico de la isla es interesante, pero hay poca información al respecto a menos que se opte por un guía in situ. Por lo demás, es libre de explorar la isla a su antojo (no se preocupe, su barco le estará esperando en el muelle). Al explorar la isla por tierra, quizá tenga la suerte de ver magníficos pavos reales o dik-diks, unos pequeños antílopes muy simpáticos.