Una semana en familia en Zanzíbar

La mejor época para ir a Zanzíbar es de junio a septiembre, por lo que es temporada alta e inevitablemente los precios son más altos. Pero nada impide ir fuera de temporada para aprovechar ofertas más atractivas. Sin embargo, hay que evitar los meses de marzo, abril y mayo, ya que es la época de lluvias torrenciales y se corre el riesgo de perderse unas vacaciones estupendas.

Hay vuelos directos desde París, pero dependiendo de la aerolínea, suele haber una escala en alguno de los países fronterizos con Tanzania. En Zanzíbar hay pocos cajeros automáticos y el chelín tanzano tiene un valor muy bajo, por lo que es necesario tener bastantes billetes (1 euro vale alrededor de 2.300 TNZ). Sin embargo, el dólar estadounidense se acepta en todas partes. Así que lo primero que hay que recordar es llevar suficiente dinero en efectivo para el viaje, teniendo en cuenta los gastos que se deseen hacer en metálico. Una vez resueltos los aspectos prácticos, es hora de disfrutar por fin de su estancia en la Isla de las Especias.

Recién llegado a Stone Tone, pase 3 días y 2 noches en la ciudad de piedra. Pasee por el laberinto de callejuelas y piérdase en la asombrosa belleza del lugar. La extraordinaria diversidad y riqueza de su arquitectura, heredada de 1.000 años de historia en la encrucijada de las culturas africana, omaní, europea e india, le ha valido su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO como "manifestación material excepcional de fusión y armonización cultural". Aproveche esta oportunidad para empaparse de las vistas y, ¿por qué no, reservar una habitación en pleno centro histórico de la ciudad?

Bien conservada, la ciudad es a la vez un notable conjunto urbano y una yuxtaposición de edificios admirables por sí mismos. Stonetown es un barrio muy animado, donde la vida cotidiana de sus habitantes prima sobre su patrimonio. Aquí y allá, se encontrará compartiendo este laberinto de callejuelas encantadas con burros, vehículos de dos ruedas, carros y vendedores ambulantes. Y si quiere llevarse un pequeño recuerdo de su viaje a Zanzíbar, aquí es sin duda donde encontrará los tesoros más bellos.

Al pasear por las callejuelas, seguro que le llaman la atención los preciosos elementos de madera: puertas, contraventanas y escaleras talladas. Juegue con sus hijos a identificar el origen de las puertas de madera tallada. Las puertas con un frontón cuadrado y un friso con motivos de cadenas son de origen árabe, mientras que las que tienen un friso floral y un frontón redondeado son de origen indio. Stone Town se puede visitar a pie y con la nariz al aire, siguiendo el ritmo de Zanzíbar, que consiste sobre todo en evitar las horas más calurosas del día. Por el camino, no hay que perderse los edificios más famosos, como la Cámara de las Maravillas. El casco antiguo está repleto de suntuosos edificios cargados de historia e influencias diversas. Hay mezquitas, palacios de la época omaní, edificios coloniales y templos hindúes. Le espera una visita maravillosa.

Después de descubrir la ciudad, diríjase a la Isla de la Prisión para presentar a sus hijos las tortugas terrestres gigantes. La isla alberga nada menos que 200 tortugas, algunas de ellas casi bicentenarias. La isla está a menos de 20 minutos en barco de Stone Town y es perfecta para una escapada de medio día. Después de visitar la isla, ármese de máscaras y tubos para admirar el magnífico arrecife de coral de Prison Island. Se dice que es uno de los más bellos del archipiélago de Zanzíbar.

Para que sus vacaciones sean más fáciles y agradables con niños, ¿por qué no opta por alquilar un coche? En temporada alta, un coche de 5 plazas cuesta unos 400 euros por 10 días de alquiler.

Es hora de explorar la isla y descubrir sus maravillosas playas. Nos dirigimos a Jambiani y Paje, dos pueblecitos situados junto al mar y enclavados en magníficas extensiones de arena blanca. Sólo hay que conducir 1h15 desde la capital para llegar a este pequeño paraíso. Los pueblecitos de Jambiani y Paje están muy lejos de los grandes hoteles de lujo del norte de la isla. Aquí reinan la paz y la tranquilidad. Dos noches y tres días bastan para disfrutar de la zona, pero muchos viajeros, encantados con el lugar, deciden quedarse un poco más.

Zanzíbar es una isla con una reputación relativamente cara. De hecho, alberga un gran número de hoteles de lujo, destino preferido de los recién casados. Sin embargo, es bastante fácil encontrar hoteles que ofrezcan una excelente relación calidad-precio. La suerte de Jambiani es que el pueblo se ha mantenido auténtico y al margen de los grandes hoteles de lujo que surgen cada vez más en el resto de la isla. Así que puede darse un capricho y disfrutar de preciosos alojamientos junto al mar con una relación calidad-precio inmejorable.

Tras disfrutar de los encantos de estos dos pequeños pueblos, nos dirigimos a Pingwe. Pingwe es un pueblecito tranquilo donde se vive bien. Se puede pasar un buen rato en familia en la piscina del hotel. Las playas de Zanzíbar también se prestan a hermosos paseos. Pingwe es especialmente conocido por su emblemático restaurante, "la roca", que se asienta sobre una roca en el mar. Se puede acceder en barco con marea alta y a pie con marea baja.

Zanzíbar tiene un rango de mareas muy alto. Esto significa que cuando la marea está baja, no es posible nadar. Téngalo en cuenta a la hora de planificar el día. Después de disfrutar de la playa, tómese un día (o una tarde) para explorar el bosque de Jozani. A sólo 40 minutos en coche de Pingwe, podrá avistar unos magníficos monos colobos rojos, suficientes para deleitar la curiosidad de sus hijos. El paseo por el bosque es fácil y accesible para todos.

Para completar su estancia, ¿por qué no se dirige a la pequeña isla privada de Chapwani? A sus hijos les encantará jugar a Robinson Crusoe en esta escapada. Y la isla parece una opción estupenda para terminar su viaje familiar al archipiélago de Zanzíbar. Chapwani está a 30 minutos en barco de la capital, Stone Town. Esta isla, privatizada por un hotel, te ofrece todo el confort que necesitas para terminar tu viaje con estilo. Esta pequeña isla del fin del mundo da la impresión de estar varada en un atolón sin civilización y lejos del ajetreo de la vida cotidiana. Una pequeña franja de arena de sólo 300 metros de ancho y 800 metros de largo, es el lugar perfecto para relajarse y desconectar. Es imposible no dejarse seducir por este hotel con encanto, que privatiza la isla y consta de 5 bungalows con techo de palma, cada uno con dos habitaciones con los pies en el agua y vistas directas al océano Índico.

Es muy verde, con muchos animales por descubrir. La zona es ideal para actividades familiares y es un parque infantil al aire libre. Con marea alta, se puede disfrutar nadando y practicando snorkel mientras se admiran los magníficos peces de colores que habitan el océano Índico. En marea baja, la marea retrocede mucho, abriendo un nuevo y magnífico mundo por descubrir. Vaya en busca de estrellas de mar, cada una más colorida que la anterior, observe a lo lejos a los recolectores de algas, desentierre pequeños tesoros escondidos bajo la arena, admire los erizos de mar y persiga a los pequeños cangrejos. Termine el día con una deliciosa cena al atardecer. El chef del hotel Chapwani elabora cada noche menús únicos con productos frescos de la zona. Una auténtica delicia.