Camino del Ksour, en el sur de Túnez

¿Se aloja en Yerba? ¿Qué tal una excursión a la región de Tataouine, para ver algo más que playa y camellos? Si toma la calzada romana de 7 km que une Yerba con el continente, verá un castillo español frente a la costa -el Fort Boyard local- que no está abierto a los visitantes. A continuación, hay que dirigirse a Tataouine, 125 km al suroeste, 1 h 45 min en coche.

Bienvenido a Tataouine, literalmente fuente de agua en bereber, la antigua prisión militar francesa durante la época colonial. De ahí la expresión "ir a Tataouine", que significa perderse en el fin del mundo. En la zona se libraron importantes batallas durante la Segunda Guerra Mundial entre las tropas de Rommel, el Zorro del Desierto, y las aliadas. Un tiranosaurio gigante en una colina que domina la ciudad recuerda que en la zona se han encontrado muchos fósiles de dinosaurios. Tataouine es un lugar ideal para visitar los ksours (plural de ksar, pueblo fortificado que alberga graneros para almacenar alimentos, sobre todo aceite de oliva y cereales). Le recomendamos alojarse en el Sangho Privilège Tataouine, un pequeño oasis a las afueras de Tataouine, un hotel de escala humana lleno de encanto, con sus bungalows y su piscina laguna con cascada.

En la carretera de Chenini, a 2 km del pueblo, se encuentra la Mezquita de los Siete Durmientes, reconocible por su minarete inclinado y su estilo troglodita. Su blancura destaca sobre el paisaje ocre del desierto. Se dice que las largas tumbas situadas frente a ella son las de los legendarios Siete Durmientes. Hay que descalzarse para entrar. La primera sala es clásica, luego una puerta conduce a una cámara subterránea, apenas iluminada por dos velas, como dos ojos misteriosos que te observan.

Basta con escuchar la historia de los Siete Durmientes. Cuenta la leyenda que siete cristianos perseguidos por los romanos se refugiaron en una cueva, donde fueron enterrados vivos. Durmieron durante varios siglos y siguieron creciendo. Cuando despertaron, cuatro siglos después, se convirtieron al Islam y fueron enterrados en tumbas gigantes cerca de la mezquita. Esta leyenda se encuentra en Tozeur, en Éfeso (Turquía) y en Vieux-Marché (Bretaña).

El pueblo bereber de Chenini

Sorprendente pueblo bereber encaramado a un peñasco rocoso, Chenini parece desde lejos fundirse con su entorno natural. Cuanto más se acerca uno, más se distinguen las viviendas, apiñadas unas contra otras y abrazando las empinadas laderas de la montaña. Atravesadas por estrechas aberturas, ofrecen un laberinto de pasadizos que conducen a patios o terrazas desde los que se puede disfrutar de magníficas vistas. Chenini es también el nombre de una de las lunas de Tatooine, el planeta de Luke Skywalker en La Guerra de las Galaxias, muchas de cuyas escenas se rodaron en la región de Tataouine.

Ksar Hadada aún conserva sus ghorfas, graneros de una planta que se utilizaban para guardar las provisiones a salvo de los saqueadores y en previsión de hambrunas. Contenían cereales en la parte inferior y aceite de oliva en la superior, así como aceitunas y queso. Las cúpulas redondeadas de los tejados y los contrafuertes arqueados que sostienen los muros son típicos de la arquitectura bereber. El lugar también se utilizó como telón de fondo para el rodaje de "La guerra de las galaxias". En 1997, esta aldea fortificada sirvió de escenario para el barrio de esclavos de Mos Espa, la mítica aldea de Anakin Skywalker, el futuro Darth Vader, en la película La amenaza fantasma.

Otro ksar, menos conocido que Hadada pero que bien merece una visita, es Ksar el-Ferch. Es uno de los pocos ksour de la región de Tataouine que no ha sido renovado, lo que le confiere su encanto. Es uno de los escenarios de la película La Guerra de las Galaxias I: La Amenaza Fantasma.

En las alturas del encantador pueblo bereber de Chenini, uno de los últimos ksour aún habitados, la residencia Kenza ha reconvertido antiguas viviendas trogloditas en una casa rural. Las comodidades pueden ser un poco espartanas, ¡pero el cambio de aires está garantizado! Este encantador lugar, que puede alojar a una treintena de viajeros en sus cuevas reconvertidas, ofrece una vista impresionante de Chenini, su soberbia mezquita blanca y su colina llena de ghorfas, graneros que almacenan alimentos en dos niveles. Una vez que se haya perdido por las estrechas y sinuosas callejuelas de Chenini, venga a disfrutar aquí de un té a la menta o de un delicioso almuerzo a base de suculentas especialidades bereberes.