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Sevilla y el rio Guadalquivir.

- © May_Lana / Shutterstock
Sevilla
Sevilla

Una ciudad con mucha pasión

Sevilla en breve

Hay quienes dicen que a Sevilla no se va, Sevilla te pasa. Visitarla significa que te atraviese, que se cuele por tus poros, que te trastoque, te transforme. Ese sol, que abraza y abrasa; los bares y cantinas de tradición; los tablaos y el flamenco callejero; la Plaza de España, que es tan importante y famosa que ya se cobra por la entrada; el río que le ha permitido a esta capital andaluza ser puerto a pesar de ser tierra adentro... Es singular, Sevilla, es una ciudad-verbo, en copretérito, presente continuo y futuro imperfecto. Aquí pasaron cosas que siguen reverberando, existen lugares que aunque desaparezcan no van a dejar de existir y te hace la promesa de que siempre querrás volver.

El Real Alcázar de Sevilla

- © Tatiana Popova / 123RF

La Catedral, emblema de la ciudad y de la institución religiosa, solo más grande después que la del Vaticano y la San Pedro, de Londres, es patrimonio de la UNESCO y cuenta tantas historias como sus cimientos, de origen musulmán. Es punto cardinal de la ciudad y su Giralda, esa torre campanario, funge como brújula que guía a la gente para volver a ese centro que ha marcado pauta. Desde aquí, del Casco Antiguo, se puede ir, en cosa de algunos cuantos pasos, al Archivo General de Indias y al Alcázar, también catalogados como patrimonio de la humanidad. Y unas cuadras más hacia el río Guadalquivir está la Torre del Oro, la Universidad y luego la Plaza de España, que de bella se ha vuelto en el escenario favorito de quienes visitan la ciudad.

Por ahí ya se cruzó por la Antigua Judería, que ahora se compone por los barrios Santa Cruz, Santa María la Blanca y San Bartolomé, y si se cruza el río (de preferencia por el puente de la Reina Isabel II, porque es más bonito) se llega Triana, el barrio más vivo de Sevilla, donde pasan las cosas más interesantes, a pesar de que el turismo se lo engulle vorazmente.

La Catedral de Sevilla.

- © Cautron Live / Shutterstock

A pesar de ser una ciudad muy popular para pasar las vacaciones, no pierde lo auténtica que es. No puede, quizá, porque eso que atrae a miles de visitantes cada temporada –y especialmente en las icónicas Ferias de Abril– es esa fuerza que surge de las entrañas de la gente que hace esta ciudad y la historia que la ha traído hasta aquí.

La capital hispalense –que su gentilicio ya habla mucho de lo fundacional que es para todo España– es plana, pero llena de relieves sociales y culturales, con museos que dan ganas de explorar por días, pero que se pelean por la atención que hay afuera, que tanto tiene que dar. Esa característica llana la hace perfecta para ser paseada a pie o en bicicleta. Unos tres días no son nunca suficientes, pero quizá alcancen para ver todo lo imprescindible y un pelín más. Eso, si el calor no te obliga a hacer (varias) paradas necesarias en bares para degustar tapas y refrescarte con vermuts, gins y vinos locales. Que una lástima no sería, pues el tapeo y la bebida de Sevilla –y los ambientes en los que se sirven– son tan necesarios y relevantes como el Ayuntamiento, las bellísimas plazas y los parques. Además de que se pueden combinar muy bien ambas, vaya; Sevilla no pide que discrimines, sino todo lo contrario. No por nada el escritor del siglo XVII Agustín de Rojas Villadrando dijo: “Sevilla y el mundo, todo es uno, porque en ella sin duda está todo abreviado”.

La Feria de Abril, en Sevilla.

- © Carlos Amarillo / Shutterstock

¿Cómo llegar?

Sevilla está en el oeste central de Andalucía y es la capital del estado. Los trenes de alta velocidad (AVE) permiten llegar a Sevilla desde ciudades como Madrid en 2 horas y media, desde Córdoba en 40 minutos, y desde Valencia en 4 horas. Sevilla cuenta con excelentes conexiones ferroviarias con gran parte de las principales ciudades españolas.

También se puede llegar en autobús, que suele ser mucho más barato, aunque más lento e incómodo.

El avión también es una opción, especialmente si vienes de fuera de España. También hay vuelos nacionales, pero es, sin lugar a dudas, la opción con mayor impacto ambiental.

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¿Dónde alojarse?

Sevilla es una ciudad muy turística, y también muy adaptada a ese negocio, así que hay de todo tipo de hospedajes. Hay hoteles de superlujo que ofrecen experiencias y comodidades monárquicas, y hostales que están pensados para solo estar ahí para dormir.

Por supuesto, entre esas dos hay miles de otras opciones. En nuestra selección de los 10 mejores hoteles buscamos los mejores ubicados, que no causarán un agujero en la cartera, pero sin dejar de ser cómodos y agradables.

Información práctica

Moverse por Sevilla

La mejor manera de conocer casi cualquier ciudad es andando, y Sevilla no es excepción. El casco antiguo tiene calles estrechas y peatonales, y aunque es la tercera ciudad más grande de España, si se dispone de suficiente tiempo es posible recorrerla a pie, pues la mayoría de los sitios de interés turístico están a entre diez y veinte minutos de distancia.

Transporte público

Para desplazamientos más largos o cuando caiga la tarde y ya duelan los pies de tanto caminar, el transporte público de Sevilla es una excelente opción:

  • Autobús urbano (TUSSAM): Sevilla cuenta con una extensa red de autobuses que conectan el centro con los barrios. Los billetes sencillos cuestan 1,40€.
  • Tranvía (Metrocentro): Es ideal para recorrer el centro histórico y conectar con el metro y cercanías. Los billetes cuestan aproximadamente 1,40€.
  • Metro: Tiene 22 estaciones y es útil para desplazamientos rápidos, aunque no es la mejor opción para turistas que quieren explorar la ciudad a pie.

Además, hay tarjetas turísticas de 1, 3 y 30 días que permiten viajes ilimitados en transporte público.

Si llegas en coche, lo más recomendable es dejarlo donde te hospedes y usar el transporte público, pues suele ser más barato. Encontrar dónde aparcarlo, especialmente en el centro histórico, puede ser muy difícil y caro. Sin embargo, puede ser conveniente cuando se hagan distancias más largas o para hacer trayectos nocturnos.

Cuándo ir

Sevilla tiene la temperatura media más alta de todo el continente, con un promedio de 19ºC. Los veranos son secos y muy (MUY) calurosos, mientras que los inviernos son lluviosos pero de temperaturas suaves.

De junio a agosto la temperatura suele rondar entre los 25 y los 35 grados, aunque a veces (cada vez más frecuentemente) se alcanzan incluso los 45ºC, lo que dificulta mucho los paseos. Por eso lo más recomendable es ir en primavera, cuando las temperaturas son más nobles y no suele haber mucha precipitación. Eso sí, durante las Ferias de Abril, la ciudad está repleta, y aunque vale la pena vivir esta icónica celebración –la feria de las ferias, le llaman– hay que asegurarse de reservar hospedajes y paseos con mucha antelación.

Invierno y otoño también son buenas fechas para visitar Sevilla, particularmente porque es cuando menos visitantes hay, así que es posible escapar un poco de las mareas de turistas que muy cómodas y agradables, no son. Sin embargo, de octubre a diciembre es cuando más llueve.

Gastronomía

La comida en Sevilla es un reflejo de la historia, la complejidad y la riqueza cultural de la ciudad.

El aceite de oliva es un ingrediente fundamental en la cocina sevillana, particularmente por la importante producción en el valle del Guadalquivir. Por supuesto, eso también significa que las aceitunas son manjares clásicos de la gastronomía local. El tapeo es una institución en esta ciudad, y los bares se encargan de dar una oferta rica y variada.

Los platos típicos dependen de la temporada y cuentan la historia de la ciudad y la región. Está, por ejemplo, el pescaíto frito que se sirve durante las Fiestas de Abril o los huevos a la flamenca que tienen raíces gitanas. También son clásicos el gazpacho andaluz, el rabo de toro y los caracoles.

De postre, los dulces de los conventos sevillanos son los más tradicionales, como las yemas de San Leandro o los alfajores de almendra.

lightbulb_outline Consejo del redactor

Aprovecha las mañanas para pasear cuando no hay tanta gente y desayunar en algún lugarcito local; pídete unas tostadas de la casa, un zumo de naranja recién exprimido y un café con leche.

Si vas en primavera, no dejes de pasear por la Alameda Hércules, la Plaza del Museo y el Patio de Banderas para disfrutar del azahar, el olor más representativo de esta ciudad, aquel que dan los naranjos cuando están en flor.

por Sofía Molina | Editora y redactora
Periodista mexicana apasionada por las buenas historias y los lugares recónditos, llegó a EasyViajar en septiembre del 2023 para contar lo que ha descubierto y seguir develando los secretos que este mundo tiene para ofrecer.
Enlaces útiles
La página del Ayuntamiento de Sevilla

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