Nueva Zelanda: Nueva Zelanda es una delicia para los amantes de la naturaleza. Los paisajes son variados y están perfectamente conservados. El país ofrece playas de ensueño, una rica cultura maorí, pasión por el rugby y enormes rebaños de ovejas.

Nueva Zelanda está formada por dos grandes islas montañosas que se extienden 1600 km de norte a sur. La mayoría de la población se concentra en la Isla Norte. Auckland y Wellington, las dos principales ciudades, también están en la Isla Norte. El Norte goza de un clima agradable. También cuenta con la playa más grande del país, 90-Mile Beach. Algunos de sus volcanes siguen activos. Casi toda la longitud de la Isla Sur está atravesada por los Alpes neozelandeses. En el norte, podrá nadar y hacer surf. En el sur, tendrá un programa completamente distinto: esquí, avistamiento de ballenas, escalada de glaciares y navegación por los fiordos. Los paisajes y climas son totalmente distintos entre el Norte y el Sur.

Nueva Zelanda también tiene fuentes termales. Las más conocidas están en Rotorua. Durante su estancia, puede regalarse un día de fitness en el complejo termal Polynesian Pools. También puede dar un paseo inolvidable por el valle de las termas de Waimangu, a 25 km al sureste de Rotorua. Tras una hora de caminata, podrá admirar lagos hirvientes y cráteres resplandecientes. No se pierda la Bahía de las Islas. Situada al norte, esta bahía de 150 islas es de visita obligada, y podrá avistar delfines en sus aguas turquesas. Las pequeñas calas son perfectas para nadar, bucear y pescar. Si le gusta la vida marina, diríjase a Kaikoura. Situada en el norte de la isla, podrá nadar con focas y delfines u observar albatros. Kaikoura también cuenta con excelentes restaurantes donde degustar la especialidad local, la langosta. Y no se pierda Milford Sound, un fiordo de 16 km de largo. Aquí podrá navegar en kayak por hermosas cascadas y avistar delfines. Es uno de los lugares más visitados de Nueva Zelanda.

Nueva Zelanda también es famosa por sus viñedos. Así que prepare una ruta del vino que incluya las fincas de Te Kauwbata y Hawkes Bay, en la Isla Norte, y las de Marlborough y Canterbury, en la Isla Sur. Atravesará regiones espléndidas y, además, le aguardan sabrosas sorpresas. Un equipo de franceses afincados en Nueva Zelanda dirige un sitio web con relatos de viajes, ideas y consejos para viajar o trabajar allí.

El cordero neozelandés es famoso en todo el mundo. El cordero se cocina mucho y en todo tipo de salsas. Algunas recetas le sorprenderán, como el cordero con menta, kiwi o camembert. También encontrará chuletas de cordero con gelatina de grosella. Los amantes del marisco estarán encantados. Los mejillones neozelandeses están entre los mejores del mundo. También merece la pena probar las especialidades maoríes. Entre ellas, el hangi, un guiso de carne y boniato cocinado tradicionalmente en un horno excavado en la tierra, y el muttonbird, una variedad de pardela ahumada y asada. En cuanto a los postres, hay pavlova, un postre de merengue cubierto de nata montada y recubierto de fruta y un coulis que debe su nombre a una primera bailarina; hockey pokey ice cream, un helado con caramelos hecho en almíbar; y una amplia gama de frutas, entre ellas el inevitable kiwi. Nueva Zelanda produce una gran variedad de quesos. Entre los quesos locales destacan el azul de Kikrangi, el de cabra de Kapiti, el cheddar de Linkwater, el saragota (de cabra fresco) y el hipi iti. Otras especialidades neozelandesas son la galleta Anzac, hecha con avena, melaza y coco, y la miel de Manuka.